Jerez en junio
JerezActualizado:Jerez tiene la suerte de la segunda primavera. Hay ciudades que disfrutan de un otoño de oros y cobres en el que las piedras antiguas y los amores perdidos cuadran a la perfección. Hay ciudades de inviernos blancos y dilatados, con aleros cuajados de diamantes de hielo, humo en las chimeneas, y risas de niños que juegan sobre la nieve burlando el frío. Y las hay, por supuesto, de verano: esas ciudades asoleadas, azules, con mar al fondo, bañistas, heladerías multicolores, y noches de ligues, mojitos y caipiriñas. Pero Jerez es, sobre todo, primavera y post-primavera. Una corta, intensa y deliciosa post-primavera.
Paseen por cualquiera de los rincones de la ciudad en estos días de primeros de junio y reparen en la silueta malva y elegante de las jacarandas, en los arriates de flor de temporada, en los balcones atestados de gitanillas y geranios, en las buganvillas arracimadas de jardines y azoteas. Recréense en el perfume aún delgado de la madreselva, en el de los magnolios que acaban de abrir sus enormes flores de crema a la puerta del Consistorio… Son placeres livianos y fugaces que duran lo que un soplo, y que deberíamos disfrutar, porque el verano está a las puertas, acechante, deseando tomar las calles y hacernos desertar del mediodía y aun de la tarde.
A pesar del riesgo –inevitable– de primeras comuniones tardías y de lluvias intempestivas, déjense ganar por el hermoso mes de junio, gocen de esta especie de primavera tardía, de este aún-no-verano feliz y exclusivo. Háganse los despistados con respecto al futuro, el meteorológico y el otro. Con la que ha caído, la que está cayendo, y la que todavía tiene que caer, en lo político, lo social y lo económico, es lo único que nos queda: hablar del tiempo…