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PAN Y CIRCO

'MANACOR'S MACHINE'

BORJA FERNÁNDEZ
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No tiene catalogación, No hay concepto que lo pueda definir. Es un atleta, físico y mental, de los que ya no quedan, de los antiguos, clásicos héroes que llegaron a mitificarse por sus gestas. Es Nadal, nada más. Este chico de Manacor, el sobrino del futbolista, dio ayer un paso más hacia el Olimpo de aquellos que siempre serán recordados. Sexto Roland Garros, igualando el registro de Björn Borg . No queda ahí su aventura. Con el logrado ayer en París, ya son diez 'grand slam' con 25 años, 46 triunfos logrados, lo que da una media que asusta a cualquiera, hasta a Federer, que por momentos no parece ser humano, al menos con una raqueta en las manos.

Se ha intentado de una manera u otra bajarlo de la nube donde descansan los dioses después de la batalla, aunque el público francés, una vez más, no pudo más que rendirse al juego del tenista español. Roger, una vez más, hizo lo propio, sabiendo que es muy complicado hacerle morder el polvo (la tierra arcillada casi de París, en este caso) al balear. También Djokovic lo vería desde su casa, el hotel o donde estuviera, observando desde lejos las evoluciones del que es su objetivo. Porque el manacorí es el número uno del mundo y ayer engordó su leyenda, ya que la victoria de París tiene el premio adicional de conservar al menos una semana más el reinado de la ATP, alcanzando así las 100 semanas al frente de la clasificación mundial. Y Djokovic esperando, mirando, esperando su momento y preguntándose por qué no había nacido diez años después, o antes, lo suficiente para no cruzarse con un deportista que ya ha llamado a las puertas de la gloria, alcanzando y superando a los mitos del tenis, convirtiéndose ya en uno de los mejores tenistas de la historia de este deporte, cuando tiene por delante aún muchos años más. Así es 'Manacor's machine', la máquina manacorí.