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ATAQUES TRIBALES

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Lo de Yemen es horroroso, pero se asemeja en algo a lo nuestro, que es solo lamentable. Ya se sabe que el mundo es un pañuelo y no caben todas las lágrimas para secar «el llanto militar», ni los lagrimones que se nos 'piantan' a cada momento por cuestiones civiles. No hay que exagerar: en Yemen ha resultado herido de gravedad el presidente, Alí Abdalá Saleh, y en España está incólume, por fortuna, el nuestro. Ambos mandatarios han sido agredidos por tribus hostiles. Quizá tengan un punto en común: los dos tienen un trozo de metralla alojado bajo el corazón. En un caso real y en el otro metafórico, que eso depende de las municiones empleadas.

En nuestro renqueante país se dispararon los gastos sin que los políticos nos advirtieran de que a las armas bursátiles las carga el diablo. La descarga del gasto nos tiene asustados a todos. ¿Qué va a ser de nosotros?, incluso de los que no sabemos quiénes son los nuestros. Un regreso a aquella España de Galdós, de cesantes y enchufados alternativos, se impondrá en los años próximos. De momento, las prolongables consecuencias del 22-M han determinado que en la sufrida Andalucía vayan a poner en la calle a mucha gente que se acogió a la temperie política. Más de 500 asesores y cargos del PSOE e IU se quedarán sin empleo. Es un derroche, además de un auténtico despropósito, desprenderse de personas valiosas. Las vicisitudes políticas no debieran influir en la administración, pero esos avatares la han condicionado desde hace mucho tiempo. Ahora hay un aire de 'vendetta'. «Ha llegado nuestro turno», le dicen los que llegan al encontrarse con los que salen. Aseguran que la venganza es un plato que debe comerse frío. No lo sé. Yo, que como de todo, jamás la he probado y quien no la probó no sabe cuál puede ser su nivel gastronómico. Sin duda inferior al de comerse unos percebes o unos huevos fritos con amigos de verdad. Sean de la tribu que sean.