Agricultura y dignidad
Actualizado:Si a la dureza y sacrificio del oficio de agricultor añadimos los bajos precios a los que los intermediarios y grandes superficies les obligan a vender sus productos y sumamos a ello los altos costes de producción y sobre todo las cíclicas inclemencias tanto meteorológicas, comerciales como burocráticas -capaces de arruinarles y echar a perder enteramente sus cosechas-, es fácil llegar a la conclusión de que este gremio asume en solitario unos tremendos riesgos que no son en absoluto proporcionales a sus menguados ingresos. Sin duda, ante la grave injusticia sufrida por el sector por una alarma social precipitada, injustificada y errónea -que está causando nuevamente estragos a nuestro mundo rural- es hora de reflexionar y exigir dignidad y soluciones justas para este importante colectivo secularmente desamparado y desdeñado por los diferentes actores, tanto políticos como económicos.