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ELECCIONES PRESIDENCIALES

Peru elige entre el populismo y los fantasmas del pasado

Humala y Fujimori dan un giro a sus estrategias para buscar el apoyo de los indecisos, que inclinarán la balanza sin que les agrade ninguno de los candidatos

MILAGROS L. DE GUEREÑO/ AGENCIAS
PERÚActualizado:

Cerca de 20 millones de peruanos acuden hoy a las urnas para escoger «entre el cáncer y el sida». Así es como el Nobel peruano Mario Vargas Llosa definió a los candidatos Keiko Fujimori y Ollanta Humala apoyados por una base fiel que ha olvidado los casos de corrupción o las intentonas golpistas y los lleva empatados a la consulta. El electorado votará por el «menos malo» sin que a muchos les agrade ninguno de los aspirantes a suceder en la presidencia de Perú a Alan García. Con una diferencia de menos de dos puntos según las encuestas, serán los indecisos quienes inclinen la balanza en un país polarizado.

Los dos han cambiado su estrategia para ganar apoyos entre los indecisos. Fujimori, 36 años, afirmaba que su padre no delinquió, que su gobierno (1990-2000) «fue el mejor de la historia» y que lo indultaría si llegaba a la presidencia. Ahora recuerda que ella no es Alberto Fujimori y que lo mantendrá en la cárcel. Humala tampoco le va a la zaga en meter la marcha atrás. Durante meses se identificó por la camisa roja del movimiento bolivariano de la Venezuela de Hugo Chávez y un discurso nacionalista de izquierda radical. Sin embargo, para esta fase de la contienda ha sacado del armario sus mejores trajes oscuros, ha moderado sus arengas, negando a Chávez en favor del expresidente de Brasil, Luiz Ignacio Lula da Silva, tras admitir que ese había sido su «error». «No actúo, soy sincero», insiste.

La división del voto entre cinco candidatos -tres sumaron más del 38%- permitió que Humala pasara a la segunda vuelta con apenas el 27,8% y Fujimori con el 23,6%. Si entonces los ataques fueron comedidos, en esta ronda se impuso la munición pesada. Ella, líder de Fuerza 2011, le llama «comandante» por su pasado golpista. Él, fundador de la Gran Alianza Nacionalista (Gana Perú ), recordando su papel de primera dama del fujimorismo.

El empresariado prefiere a la hija del 'Chino' por aquello de «más vale malo conocido, que bueno por conocer». Keiko prometió continuar la política económica de Alan García que han permitido al país un crecimiento por arriba del 7 %, incluso en medio de la crisis global. No romperá los tratados de libre comercio ni cambiará la Constitución, como asegura hará Humala si vence.

Atizando el fuego, la exdiputada lanzó un incendiario «los peruanos merecen una explicación sobre la denuncia por colaborar con el narcotráfico, por facilitar vuelos con cargamentos de droga en la selva». Durante el cierre de campaña invitó a optar entre el modelo humalista que «sólo nos conducirá a la inflación, al desempleo y al aislamiento» o por su plan de gobierno «que representa un cambio con responsabilidad, seguridad y oportunidades para todos los peruanos». También aprovechó la campaña para echar balones fuera: «Por errores de terceros he cargado una cruz muy grande».

Supervisión de la campaña

A pesar de que a escasos días de los comicios el diario 'La República' denunció, con fotografías, que el exmandatario preso supervisa el material publicitario de la campaña fujimorista en la Dirección de Operaciones Especiales (Diroes) de la Policía, donde cumple cómoda condena de 25 años por corrupción y su responsabilidad en la muerte de 25 estudiantes universitarios, Keiko se beneficia de la inquietud que genera las ideas estatistas y autoritarias de su contrincante.

Pero Humala, un exmilitar de 48 años, se defendió de las acusaciones de su contrincante con un buen ataque: «Ellos cambiaron la Constitución para reelegirse, cerraron el Congreso, tenemos que recordarle esto a los más jóvenes. No queremos regresar a eso. Cuando un pueblo olvida su historia está condenado a repetirla». Su mejor baza y la que más explota es su «lucha contra la pobreza y la desigualdad». También promete «mejorar la educación y la salud y dar más trabajo a los jóvenes».

A quienes les preocupa que sea un remedo de Chávez, o como dice Keiko «un subordinado del señor Chávez», el guerrero vigilante, nombre quechua de Ollanta, les asegura que respetará «la libertad de expresión (...) y la propiedad de los medios de comunicación». Además, reitera haber entendido que a los 28 millones de peruanos «no les importa tanto el tema ideológico, sino el pragmático y programático». Pero por si cala, insiste en que «la misma gente que acompañó a Fujimori y Montesinos es la misma gente que acompaña a la congresista Fujimori».

Su discurso menos izquierdista no influye, sin embargo, en amplios sectores de la sociedad peruana que no olvidan que el 'Chino', saneó las finanzas del país, acorraló a las guerrillas que diariamente cometían atentados terroristas y aplicó un sistema asistencialista para alimentar a miles de pobres. El exteniente coronel, no es un desconocido pero es una incógnita cómo se desenvolverá si llega al poder. Vargas Llosa lo apoya. De hecho, llegó a romper su colaboración con el diario 'El Comercio' porque el rotativo apostó por Keiko. Alan García confía en que el ganador gobierne para Perú : «el peso de la realidad es mayor que el apetito de las personas o que los sueños de las personas». Ver para creer.