Del malestar social a la eficacia política
Los expertos alaban la aportación de las movilizaciones, pero advierten del reto de transformarse ahora en agente político
MADRID.Actualizado:Politólogos, sociólogos y filósofos coinciden en afirmar que hay vida después de las acampadas. Aseguran que la capacidad de movilización y organización del colectivo ha supuesto una «grandísima» aportación y un toque de atención a los políticos, aunque reconocen que las protestas no han tenido efecto directo en las recientes elecciones autonómicas y municipales. Los expertos creen que el desafío será convertir ese malestar social en medidas eficaces y transformar el movimiento en un actor político.
El filósofo Daniel Innerarity comparte la contribución de haber trasladado la indignación social a la agenda política, más si cabe porque «venimos de unas democracias contemporáneas que parecían aletargadas». «Parece evidente que existe un profundo hastío con la política que no se resuelve con mero maquillaje o un cambio de Gobierno», advierte.
Para el politólogo Ignacio Urquizu se han encendido «demasiadas luces rojas» y hay razones para que los partidos estén preocupados. «Primero la valoración del CIS, luego el millón de votos blancos y nulos y ahora las protestas callejeras», enumera. «Se ha generado un caldo de cultivo y el descontento y la desafección podría aumentar» si no hay una reacción de los responsables políticos, añade.
«No solo se trata de los acampados y su capacidad de movilización, sino de los otros muchos movilizados y su capacidad de comunicarse», apunta el sociólogo Mariano Fernández Enguita, que afirma que el diálogo entre el movimiento, con toda su pluralidad, y los viejos agentes políticos debería encontrar un «terreno de encuentro» que les acerque.
«Es un asunto inaplazable», concreta Innerarity, que defiende que la solución a las demandas de los indignados es política, «aunque con una lógica diferente a la actual». El filósofo entiende que el «gran dilema» del movimiento es concretar las protestas. «Muchos movimientos sociales que defienden una sola causa (feminismo, ecologismo) parten con un autoridad moral que comienza a cuartearse cuando se definen en grupo político», avisa.