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ESPAÑA

Rubalcaba da por hecho que tendrá el apoyo de CiU y PNV para agotar la legislatura

Las formaciones nacionalistas no garantizan su respaldo a los Presupuestos, pero sí están dispuestos a apoyar las reformas

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Tantas veces se ha sentido el grupo parlamentario socialista con el agua al cuello en esta legislatura, y tantas ha terminado por salir a flote que ya no piensa que el catastrófico resultado del 22 de mayo vaya a ser una dificultad añadida para sacar adelante en el Congreso las reformas económicas pendientes o los Presupuestos Generales del Estado. El vicepresidente primero del Gobierno, Alfredo Pérez Rubalcaba, dio ayer por descontado, de hecho, que el Ejecutivo no tendrá problema alguno para poder agotar la legislatura; un objetivo en el que José Luis Rodríguez Zapatero tiene un empeño personal.

Lo dijo después de haber sondeado en persona al presidente de CiU, Artur Mas, la semana pasada y de que Zapatero hiciera lo propio con el líder del PNV, Iñigo Urkullu, el miércoles. Y eso que ninguno de los dos se comprometió a un respaldo gratuito.

El portavoz de los nacionalistas catalanes en el Congreso, Josep Antoni Duran Lleida, advirtió ayer en su blog que el respaldo de su formación a las medidas económicas aún pendientes de aprobación está condicionado a que el Gobierno atienda las necesidades financieras y competenciales de Cataluña. No es un contencioso sencillo el que está en juego.

La Generalitat presentó esta semana sus presupuestos para 2011 con una previsión de déficit del 2,66% del PIB, el doble del objetivo acordado en el Consejo de Política Fiscal y Financiera, que es de 1,3%. Pero alega que ese desfase se vería compensado si la Administración central le abona 2.850 millones de euros a los que dice tener derecho, 1.450 millones del Fondo de Competitividad, un dinero que el Ejecutivo argumentaba hasta ahora que solo puede transferirse a ejercicio vencido y que, por lo tanto, no toca hasta dentro de dos años; 1.200 millones de inversiones en infraestructuras, de acuerdo con su interpretación del 'Estatut', y 200 millones más correspondientes al traspaso de activos inmobiliarios, hospitales y edificios cuya titularidad pertenece a la Seguridad Social.

A eso se une la demanda de Artur Mas de un 'pacto fiscal' entre el Estado y su comunidad autónoma, al estilo del concierto vasco, una fórmula que desajustaría por completo el sistema de financiación actual, aprobado hace apenas dos años. Rubalcaba, que esta misma semana dijo creer conocer la solución a las permanentes tensiones entre la 'Generalitat' y el Gobierno, aseguró tras el Consejo de Ministros que esa opción está descartada. «El Gobierno no tiene en la cabeza ningún pacto fiscal de esa naturaleza; ya nos posicionamos en contra y nada ha cambiado», avanzó. Sin embargo, nada dijo de la posibilidad de avanzar a finales de este año el pago de los 1.450 millones de euros. Simplemente, afirmó que no adelantó ningún compromiso al respecto en su encuentro con Mas y Duran Lleida.

Cuentas en el aire

El caso es que, pese a lo costoso del eventual acuerdo, CiU no apoyará en ningún caso las cuentas públicas. Como recuerdan fuentes de la formación nacionalista, no lo ha hecho nunca en todos los años de gobierno de Zapatero. Lo único que se avendría a respaldar, pues, son asuntos de calado como las reformas de las pensiones, la de la Seguridad Social y la de la negociación colectiva, que el Ejecutivo aprobará por decreto la próxima semana tras la ruptura entre empresarios y sindicatos. Y lo hará poniendo sobre la mesa otra baza negociadora, el papel predominante de la Generalitat en el proceso de privatización de la gestión del aeropuerto de El Prat.

La ayuda para sacar adelante las cuentas públicas tendrá que venir necesariamente del PNV. El Ejecutivo aspira a reeditar la fórmula del pasado año y sumar también a Coalición Canaria y a UPN. Pero los nacionalistas vascos todavía no han dado su brazo a torcer.

Según fuentes de la formación, Iñigo Urkullu y Zapatero apenas tocaron este asunto en su reunión del miércoles. El jefe del Ejecutivo se centró más bien, dicen, en explicar lo que desea hacer en lo que queda de legislatura. En todo caso, el grupo que lidera Josu Erkoreka en el Congreso no cierra la puerta a nada siempre que el proceso de transferencias acordado el pasado año se cumpla.