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ESPAÑA

Rajoy da largas a las demandas fiscales del nacionalismo catalán

El líder de la oposición se muestra, no obstante, dispuesto a hablar y escuchar la petición del régimen de concierto económico

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El mismo día en el que el Parlament de Cataluña constituyó la comisión de estudio sobre el concierto económico, y 24 horas después de que Artur Mas avisara a los dos grandes partidos nacionales de que CiU solo pactará en la próxima legislatura a cambio del concierto económico, el líder del PP, Mariano Rajoy, dio largas a las reclamaciones de los nacionalistas y afirmó en la localidad barcelonesa de Sitges que Cataluña tiene otras prioridades, antes que instaurar un modelo de financiación inspirado en los sistemas forales el País Vasco y Navarra.

«No nos engañemos. El objetivo capital hoy es crecer y crear empleo. El crecimiento económico es la prioridad básica a la que tenemos que dedicarnos», dijo Rajoy ante la plana mayor del empresariado catalán reunido en el foro de debate del Círculo de Economía. Esas dos premisas, crecimiento y empleo, deben ser la base para mejorar la situación de las finanzas catalanas, según el líder del PP, un fijo en la cita de Sitges, a la que ha acudido siempre desde 2004. «Lo más urgente es que la recaudación por el IRPF, IVA e impuestos especiales aumente», añadió un Mariano Rajoy que prometió regresar a este foro el año que viene, quizá como presidente, y puede que para fichar a alguno de sus miembros del Ejecutivo, dijo entre risas.

Buena sintonía con el empresariado catalán, pero de empezar a trabajar en aras a la consecución de un sistema de financiación alternativo al actual que incremente los recursos fiscales que gestiona el Gobierno catalán y disminuya el déficit fiscal con el Estado, más bien nada, oídos sordos, a pesar de los requerimientos que puso sobre la mesa Josep Piqué, presidente del Círculo de Economía y excompañero de Rajoy en el Gobierno de Aznar, aunque ahora se encuentren bastante alejados.

El líder de la oposición sí deslizó un escueto compromiso, en línea con el que adquirió durante la pasada campaña electoral. «Estamos dispuestos a escuchar y a hablar; luego ya veremos». Una frase que abre la puerta y también la cierra, según se mire. Una de cal y otra de arena en un tema calificado por el líder de la oposición de «complicado».

Y es que por lo que pueda pasar en las generales de dentro de un año, Rajoy prefiere mantener todos los puentes. «Sea cual sea el resultado (de las elecciones generales en 2012), el PP hará un gran esfuerzo de entendimiento», garantizó sin más concreciones el líder de la oposición.

El cortejo

El PP, después del fuerte distanciamiento de la pasada legislatura, lleva tiempo dedicado al cortejo de CiU, la formación que es objeto de deseo por los dos grandes partidos de ámbito estatal. El PSOE reclama a los nacionalistas catalanes para acabar la legislatura con apoyos suficientes en el Congreso de los Diputados, y el PP les espera para dentro de diez meses en una hipotética investidura de Rajoy. El presidente del PP, por si acaso y como acostumbra a hacer cada vez que visita Cataluña, dejó caer algún que otro guiño hacia los convergentes. «Están haciendo un gran esfuerzo por reducir el déficit en Cataluña», aseguró.

CiU está en el centro del debate en una posición de fuerza y la federación nacionalista quiere obtener contrapartidas tanto de unos como de otros. Fondo de competitividad, participación en el aeropuerto del Prat, inversión en ferrocarriles de cercanías y apoyo en los Presupuestos de la Generalitat ocupan un lugar preferente en su lista de demandas. En esto último, los intereses nacionales de los partidos se entremezclan con los de ámbito local. CiU tiene problemas para sacar adelante las cuentas públicas en Cataluña, y ante la improbabilidad de lograr su apoyo, necesita que PSC o PP se abstengan. Un objetivo que la federación nacionalista intentará alcanzar en la negociación de los gobiernos municipales.

Así, la dirección de CiU se muestra partidaria de que en Tarragona y Badalona gobierne la lista más votada, sin forzar pactos. En el caso de Badalona, gobernaría el PP y permitiría hacerse con la alcaldía al polémico Alberto García-Albiol con un discurso rayano en la xenofobia. Mientras, en Tarragona, los nacionalistas favorecerían que el PSC retuviera el gobierno municipal. Una jugada a tres bandas para contentar a socialistas y populares, que después deberán corresponder a los nacionalistas catalanes en las votaciones presupuestarias.