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TORERO

JOSÉ JAVIER ESPARZA
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El que juega con fuego suele acabar quemándose, y Telecinco lleva mucho tiempo jugando ya no con fuego, sino con ríos de lava. Ahora la chamusquina viene del brutal accidente de tráfico de Ortega Cano, que ha generado una polémica sumamente agria. ¿Por qué? Porque la cadena se ha lanzado a explotar el suceso con la misma intensidad con la que antes vapuleó al protagonista. El entorno de Ortega Cano ha cargado contra Telecinco y esta, por su parte, se ha parapetado tras una cortina de lágrimas de cocodrilo, lo cual entra mucho en su estilo. Sobre el desdichado accidente de tráfico que ha llevado a Ortega Cano al hospital (y que, por cierto, ha costado la vida de otro señor que pasaba por allí, 'pequeño detalle' que conviene no olvidar) ya se ha dicho todo y sin duda se dirá más todavía en los tribunales. En todo caso, esa no es la cuestión ahora. Ahora -y aquí- la cuestión es cómo enjuiciar el papel de la televisión en todo esto, y sobre este punto me parece que es difícil quitar razón al entorno de Ortega Cano. ¿Es o no es verdad que los programas cotillas de Telecinco llevan meses e incluso años sacudiendo sin piedad a Ortega Cano? Es verdad. ¿Es o no es verdad que los desolladores de Telecinco conocían la fragilidad psicológica del torero? La conocían. ¿Es o no es verdad que el torero pidió cuartel y hasta apareció en otros programas suplicando que le dejaran en paz? También es verdad, y la petición de clemencia solo sirvió para que la otra banda intensificara el fuego. Esto no quiere decir que Telecinco tenga la culpa del accidente, pero sí que esa cadena es la menos indicada para acercar ahora la mano al suceso. Entre otras razones, porque todos sabemos que si Ortega Cano sale vivo del lance y se recupera, los mismos cotillas que ahora simulan sollozos serán los primeros en precipitarse sobre la yugular del personaje, tomar enardecidos la defensa de la víctima mortal, exigir sangre y montar un nuevo capítulo del espectáculo. Lo que tenemos delante es simplemente la televisión más ruin de todos los tiempos. Y poco más hay que decir.