Incapacidad alemana
Actualizado: GuardarSi Alemania no fuera la gran potencia continental, la Unión Europea estaría ironizando sobre la incapacidad tecnológica de un país que, ante un brote bacteriológico sumamente letal -han muerto 18 personas-, confunde las causas del problema, organiza un gran desaguisado comercial que provoca importantísimos perjuicios económicos y, a la postre, una semana después del episodio, mantiene a su comunidad científica perpleja, e incapaz de concretar siquiera cuál es el agente patógeno. En lo único que Alemania demuestra presteza es a la hora de justificar la torpeza propia ante terceros, y más concretamente ante la víctima de la impericia de una ministra regional de Hamburgo que señaló precipitadamente y sin pruebas a los pepinos españoles. España no debe amilanarse ante tales despropósitos y ha de plantear sus reclamaciones en las vías correspondientes: ante la Comisión, primero, y ante las instancias judiciales adecuadas si no llegara el debido resarcimiento. Europa no tiene todavía una política económica común, desafortunadamente, pero sí un sistema judicial eficaz que debería devolver la fama de nuestros productos hortofrutícolas y el dinero perdido a nuestros agricultores.