Los secretarios generales de CC OO y UGT, Ignacio Fernández Toxo y Cándido Méndez, respectivamente. / Foto: Efe | Video: Atlas
rompe con los sindicatos

La patronal obliga a la reforma por decreto

El Gobierno aprobará su propia normativa en el Consejo de Ministros del próximo 10 de junio

MADRID Actualizado: Guardar
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Las negociaciones entre empresarios y sindicatos con vistas a un acuerdo para reformar los convenios han saltado por los aires. Las diferencias surgidas en los últimos días entre representantes de la patronal y de las centrales, CCOO y UGT, llevaron a ambas partes a no apurar los plazos, y será finalmente el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero quien tome la iniciativa.

En el Consejo de Ministros del viernes 10 de junio se aprobará por decreto una reforma de la negociación colectiva que, de acuerdo con lo adelantado por el Jefe del Ejecutivo y el Ministerio de Trabajo, estará próximo a los puntos de acercamiento que ambas partes alcanzaron antes de las elecciones del 22 de mayo. Apostará por la mediación, si la renovación de los convenios no se lleva a cabo por acuerdo, y mantendrá a casi toda la población laboral en el ámbito de estos pactos, incluidos los trabajadores de las pequeñas empresas.

Tras la ruptura, el presidente de CEOE, Joan Rosell, y los secretarios generales de CC OO, Ignacio Fernández Toxo, y de UGT, Cándido Méndez, se cruzaron acusaciones de "falta de valentía". No querían decir lo mismo. Desde la patronal se responsabilizó a las centrales de no ser capaces de dar un paso adelante para aplicar las reformas que necesita la economía española para crear empleo, y en particular de no apostar por la reforma de unas normas envejecidas tras cuatro décadas de vigencia. Los sindicatos, por su parte, fueron bastante más directos al acusar a Rosell de "ceder a la presión medioambiental" y de su incapacidad de enfrentarse a una "rebelión interna" de CEOE, que se vio alimentada por los resultados de las elecciones municipales y autonómicas favorables a los 'populares'.

Según el relato sindical, la reforma de la negociación colectiva nació de su propio impulso, y fue la representación empresarial la que incorporó dos elementos, la actuación de las Mutuas y la lucha contra el absentismo. La posibilidad de actuar en estos frentes se introdujo a cambio de que los empresarios renunciaran al decaimiento de los convenios una vez agotado el plazo máximo de negociación. También cedió la patronal en sus aspiraciones de sacar de los acuerdos a un amplio colectivo de trabajadores -un tercio del total, según cálculos de las centrales - con responsabilidades en la organización del trabajo, así como a los autónomos con menos de seis asalariados a su cargo. La representación de CEOE se mostró flexible, y permitió que las conversaciones siguieran avanzando.

Las centrales, por su parte, profundizaron en la adaptación de las empresas a los cambios a través las soluciones extrajudiciales para hacer frente a los conflictos. Unos 350.000 asuntos van a parar cada año a los tribunales: Las comisiones paritarias podrían contribuir a resolverlos.

Tras las elecciones

En ese estadio de la negociación, la última propuesta empresarial no llegó el viernes 20 de mayo, como esperaban los sindicatos, sino el lunes siguiente, un día después de conocerse los resultados de las elecciones. Y de ese nuevo documento -inspirado en una propuesta mucho más dura de los empresarios madrileños, siempre en versión de las centrales- se habían caído la mayor parte de los puntos del acuerdo, de manera que posteriores intentos de acercamiento apenas se tradujeron en mejoras 'técnicas'. La posibilidad de alcanzar un consenso quedó herida de muerte. Los empresarios habrían optado por esperar a que un futuro gobierno del PP les abriera camino a una regulación más cercana a sus intereses.

Juan Rosell, presidente de CEOE, negó con rotundidad esta interpretación. En la conferencia de prensa donde expuso las razones de la ruptura admitió que tal vez los empresarios se hubieran propuesto un objetivo "demasiado ambicioso", tras reprochar a los sindicatos un "exceso de prudencia" para cambiar lo establecido, una actuación que deseó puedan solventar con el paso del tiempo. Rosell rechazó de plano que algún tipo de documento haya ejercido una influencia decisiva, o que el resultado de las elecciones haya podido influir en su rumbo. Admitió algún error, como que poner sobre la mesa, aunque fuera a modo de ejemplo, las exigencias que la Unión Europea ha planteado a Portugal -en plena operación de rescate por su insolvencia financiera- pudiera haber sido excesivo.

Que CEOE aspira a ir más allá de lo que pueda regular el Gobierno quedó bastante claro en la comparecencia del presidente de la confederación empresarial. No era una cuestión a debate, pero Rosell exhibió el catálogo de las demandas empresariales que giran en torno al nuevo contrato. "Tenemos 43 tipos de contratos, cuando 6 ó 7 serían más que suficientes", argumentó. Citó entre ellos el fijo con 20 días de indemnización, más otra modalidad para los fijos discontinuos, uno más para el trabajador a tiempo parcial y otro adicional destinado al joven que simultanea formación y puesto de trabajo. Refrendó sus tesis con la estadística de despidos: que el 70% de los que se producen sean improcedentes resulta revelador, apostilló. "No podemos hacerlo mal en 70 de cada 100 supuestos", dijo.

También ha quedado claro que los sindicatos no harán concesiones. "Si aceptamos abordar la actuación de las Mutuas o el absentismo fue en un contexto de negociación global, y ese marco se ha desmontado", adelantó el secretario general de CC OO, Ignacio Fernandez Toxo.

Mucho por negocias

Tanto Toxo como Rosell pusieron especial empeño en recordar que el ámbito de la negociación no se puede dar por finiquitado. Si el presidente de la patronal abordó la polémica cuestión del contrato indefinido único, el secretario general de CC OO se refirió a cambios menos radicales, como el mantenimiento de procesos de negociación que no debieran desactivarse. La mesa de empleo ha abordado la contratación a tiempo parcial, y la estrategia de empleo para los mayores de 55 años y parados de larga duración.

También sugirió el secretario general de CC OO "mirar lo que se está haciendo en otros países" para solventar la gravísima situación de los parados entre 15 y 24 años. "Si tenemos voluntad política, el modelo dual de empleo y formación que se está utilizando con éxito en Alemania podría servirnos de referencia", dijo.