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Márquez y Viñales, dispuestos a repetir la proeza en casa

I. F.
MONTMELÓ.Actualizado:

Suelen decir los pilotos que no hay mayor motivación que correr en casa. Tal vez no sea del todo cierto, porque mirándolo fríamente todas las carreras valen los mismos puntos, y el título mundial siempre es la meta más alta. Pero los pilotos son tipos de sangre caliente: imposible mantenerla fría cuando te juegas el prestigio y el pan a más de 200 km/h sobre dos ruedas, cuando disputas una posición (y la gloria) en una frenada al límite, cuando arriesgas tus huesos sobre el duro e inmisericorde asfalto de un circuito de carreras. Imposible también no querer lucirse ante tu familia, tus amigos y tu afición, que sabes que suspiran por ti en las tribunas y las llenan de los colores que te representan.Y si a las ganas se suman la confianza y la magia de una victoria reciente, el cóctel puede volverse insuperable. Marc Márquez, en Moto2, y Maverick Viñales, en 125cc, se estrenaron como vencedores esta temporada en la última carrera disputada en Le Mans, y llegan a casa (ambos son catalanes) con las espadas en todo lo alto.

«La victoria aquí el año pasado fue de las más bonitas, y es obvio que me encantaría repetirlo», sueña despierto Marc Márquez. Aunque no despega los pies del suelo: «Es posible, pero lo veo complicado, no esperaba ganar en Le Mans, y será difícil aquí, en el estreno en casa con la Moto2». Viñales dio la gran campanada en Le Mans al batir al líder del octavo de litro, Nico Terol, y para demostrar que va en serio también le superó en el test de la semana en Motorland. «Estoy en buena forma y me encantaría ganar aquí, pero lo importante es hacer un buen trabajo de puesta a punto en los entrenamientos», dice el joven Marc, de solo 16 años. Este domingo, además de la familia, los amigos y sus fans, estará en el box apoyándole la diva Paris Hilton, cuyo nombre figura como patrocinador principal de su escudería.