Kilómetro y pico de pizza

No hay mejor reto para un tomellosero que decirle que algo no se puede hacer. Los vecinos de Tomelloso (Ciudad Real) tienen fama de tozudos y audaces, y a fomentar esta imagen ha contribuido uno de sus hijos, Jesús Marquina, de 50 años, un hostelero que ha logrado elaborar la pizza más larga del mundo: 1.141,5 metros. Elisabeth Smith, jueza del récord Guinness, se ha desplazado desde Londres hasta las llanuras de Tomelloso para dar fe de la hazaña y confirmar que superaba la anterior marca conseguida el año pasado en Polonia: una pizza de 1.010,28 metros. Una vez medida su longitud y confirmada su condición de apta para el paladar y el estómago, la enorme pieza ha sido engullida rápidamente por los miles de vecinos de la localidad y su comarca, que no quisieron perderse el acontecimiento.

Jesús Marquina, más conocido como 'Marquinetti' -en su pueblo tiene un restaurante con este mismo nombre- ha sido el organizador e impulsor de esta quijotesca idea. Para materializarla ha contado con la colaboración de 120 pizzeros procedentes de toda España. No en vano es el capitán de la Selección Española de Pizzeros y presidente de la Asociación Española de Pizzeros Artesanos. «Me siento como si estuviera en el cielo porque lograr batir el récord es un sueño hecho realidad. Ahora, Tomelloso, además de ser ciudad del vino, es la ciudad de la pizza», afirma este restaurador que el año pasado logró en Roma el segundo puesto en el campeonato del mundo de pizzas.

Problemas y nervios

Inscribir el nombre de Tomelloso en el Libro Guinness de los Récords no solo enorgullece a Marquinetti y a los 120 pizzeros españoles que le han prestado su ayuda. Todo el pueblo de Tomelloso -30.000 habitantes- comparte su misma alegría, empezando por el alcalde en funciones, Carlos Cotillas (PP), quien confirma la sana cabezonería de sus paisanos. No se rinden fácilmente. «La mejor manera de convencer a un tomellosero de hacer una cosa es decirle que es imposible, y esto se ha demostrado ahora». El regidor ha sido uno de los miles de comensales que se han llevado a la boca una porción de la histórica pizza. Cada uno ha tenido que pagar un euro. Todo el dinero recaudado irá destinado a la Fundación Balía, presidida por María Entrecanales, que desarrolla proyectos socioeducativos de asistencia y prevención dirigidos a niños, jóvenes y familias en riesgo de exclusión social.