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'Fotos de pasaporte' con 2.000 años de antigüedad
Trece de los enigmáticos retratos de los 'muertos-vivos' de Fayum se reúnen por primera vez en España
MADRID Actualizado: GuardarHace dos milenios era una costumbre en el Egipto romanzado hacerse retratos de pequeñas dimensiones. Unas pinturas con intención identificativa que luego se colocaban sobre los cadáveres momificados de los retratados. Eran sus 'fotos de pasaporte' hacia el más allá. En todo el mundo se conservan menos de un millar de estas enigmáticas y delicadísimas tablillas, de las que trece se exhiben desde hoy en el museo Arqueológico Nacional (Serrano, 13) hasta el próximo 24 de julio. Es una muestra excepcional y un suculento aperitivo de PHtoEspaña '11 (www.phe.es), el gran festival internacional de la fotografía que este año dedica al retrato y que ha querido hallar en estas tablillas milenarias que conserva el British Museum el antecedente más antiguo, efectivo y poderoso de la fotografías de carné. No en vano los anónimos pintores retrataban lo más exactamente posible los rasgos de los sujetos -lo confirman las radiografías de las momias- para que el alma de los difuntos pudiese identificarlos. De ahí su sencillez y proximidad.
El Museo Arqueológico las exhibe en la muestra 'Retratos de Fayum + Adrian Paci: sin futuro visible', una exposición miscelánea que acerca obras a las que separan dos mil años de historia. Y es que las "protofotos' romano-egipcias se exhiben junto a un vídeo del Albanés Adrain Paci -'Centro di Permanenza temporanea' (Centro para la permanencia temporal)-, que invita a reflexionar al espectador sobre el fenómeno de la inmigración en el mismo Mediterráneo que surcaron los romanos, pero dos milenios más tarde.
Elaborado en 2007 en el vídeo de Paci el tiempo se detiene, y sus protagonistas -posibles emigrantes que buscan partir pero no se mueven-, están sutilmente próximos a los 'muertos-vivos' de Fayum.
La muestra reúne 13 retratos de Fayum procedentes de distintos puntos de Egipto. Fueron realizados por pintores griegos en varias ciudades del Egipto romanizado sobre tablas y lienzos que cubrían la parte del rostro en el enfardelado de las momias. Son los retratos bidimensionales más antiguos que se conservan, y el único ejemplo de pintura de caballete de la antigüedad clásica que ha llegado a nuestros días. Llama la atención la delicadeza y el detalle con el que se reproducen unas joyas, complementos y atavíos que informan sobre la condición y el rasgo social de unos difuntos que rara vez superaban los cuarenta años de edad.
Para la muerte
Estas pinturas para la muerte, hechas para ser sepultadas y no para ser exhibidas, resultan increíblemente vivas, "como buenos retratos fotográficos que plasman sujetos y capturan un instante vital" según destaca el comisario del muestra y de PHE, Gerardo Mosquera. El también comisario general de PHE '11 explicó como las pinturas se elaboraban en vida de los retratados y permanecían en sus hogares hasta el momento su muerte, incorporándose entonces al conjunto ritual de la momia. Los pintores retrataban lo más exactamente posible los rasgos de las momias para facilitar la identificación del difunto por su alma en su viaje al ultramundo, de ahí su sencillez y su detalle. Los retratos de Fayum sorprenden por su modernidad y vigencia.
Realizados a lo largo de los primeros cuatro siglos de nuestra era, proceden de las necrópolis de Fayum y de otros lugares en Egipto. Casi todos fueron hallados a finales del siglo pasado en la provincia egipcia de Fayum, una feraz región alrededor de un lago conocida como 'el jardín de Egipto', situada a unos ochenta kilómetros al oeste del Nilo, al sur de Menfis y El Cairo. Las imágenes nacen de una mezcla entre la pintura griega bien en encáustica -técnica que utiliza pigmentos mezclados con cera y les da un aspecto semejante al oleo-, bien en témpera -mezcla de pigmentos con clara de huevo o goma arábiga con textura próxima a la acuarela- y alternando el realismo romano y los ritos funerarios egipcios.
Solo el mueso Egipcio de Barcelona posee una de estas tablas, de la que una pareja se vio en el Fórum de las Culturas de Barcelona hace unos años. Es desigual la calidad técnica de las pinturas, algunas de corte naif y otras con un nivel de elaboración próximo al alcanzado por los maestros posteriores al Renacimiento.
Berger
El narrador y crítico de arte John Berger dedicó a estas obras uno de sus textos más bellos, en el que relaciona a aquéllos romanos que arraigaron en Egipto con las migraciones de nuestra época. La muestra tiende así un lazo entre aquellos emigrante que se asentaron en la tierra de los faraones y los que hoy buscan oportunidades en la próspera Europa del euro a pesar de la crisis.
"En realidad, son retratos verdaderos de una clase media urbana, profesional: profesores, soldados, atletas, sacerdotes de Serapis, mercaderes o floristas", detalla, Para el escritor británico retratan a hombres y mujeres que no piden nada "y que, sin embargo, declaran que están vivas, como lo está quien las esté mirando". Pese a toda su fragilidad, "encarnan un respeto hoy olvidado por uno mismo. Confirman, pese a todo, que la vida fue y es un don" resume Berger.
Son en cierta forma los mismos rostros que captan la atención de Adrian Paci (Albania, 1969), videoartista que estudió en la Academia de Artes en Tirana. Sus piezas se han visto en la Kunsthaus Zurich, en el Museo de Arte Moderno de Estambul, el Kunstverein Hannover y P.S.1 Contemporary Art Center en Nueva York.
Su obra forma parte de las colecciones del Centre Georges Pompidou en París, Fundaciò 'la Caixa' en Barcelona, Moderna Museet en Estocolmo, Miami Museum of Contemporary Art y el MoMA de Nueva York. Paci representó a su país en el primer pabellón de Albania en la Bienal de Venecia.