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El vicepresidente primero atiende a las preguntas de los periodistas el pasado viernes. :: EMILIO NARANJO / EFE
ESPAÑA

«No vamos a por derrotas dignas»

El vicepresidente solo pone una condición al PSOE por aceptar: «Que tengáis tantas ganas de ganar como yo»

ALFONSO TORICES
MADRID.Actualizado:

Se acabó el tiempo de las lágrimas y las lamentaciones. Alfredo Pérez Rubalcaba aceptó ayer entre aplausos y caras de alivio el difícil reto de convertir en diez meses un PSOE desfondado en unas siglas capaces de competir con el PP por la Presidencia del Gobierno, pero aprovechó el discurso con el que dio el «sí, quiero» para dejar dos cosas claras a la cúpula del partido: Él sale a ganar -«a por todas»- y exige de los demás que se lo crean y trabajen con ese único objetivo. «En esas condiciones, contad conmigo», aclaró para quien pretenda ver en él solo al candidato de transición que sacrificar ante Mariano Rajoy en 2012.

El hombre fuerte del Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero, en el que acapara más poder que ningún otro ministro de la democracia, dijo que solo entiende al PSOE como un partido «de Gobierno y de mayorías» y que, por eso, «no vamos a las elecciones para obtener derrotas dignas sino victorias democráticas». No pudo ser más explícito cuando, al término del discurso, advirtió de que él acepta la responsabilidad que todos le reclaman, pero «pido una sola cosa a cambio, que tengáis tantas ganas de ganar como yo, tanta seguridad y determinación de que podemos ganar como yo».

Lo había dicho antes con otras palabras. «Haremos autocrítica por la derrota, la hacemos desde el domingo, pero sobre todo vamos a hablar de futuro», señaló en un discurso de 15 minutos en el que se acordó de varios de los presentes, pero no tuvo una palabra ni un gesto para la sacrificada Carme Chacón, que el jueves dio un paso atrás y le dejó todo el campo libre.

Explicó que tenía tres razones para aceptar el encargo. La fidelidad a sus ideas; «la gente que está esperando que le demos razones para volver» a votar PSOE y los militantes «que nos defienden, aunque les cueste»; y los candidatos locales del partido que, «tras una excelente gestión», perdieron el domingo «por ser del PSOE».

Rubalcaba dijo no temer ni a su pasado ni a su presente. No teme ni que le vinculen con el GAL ni con la crisis ni con el Faisán. De hecho, el hombre que pilota el final de ETA se mostró orgulloso de 37 años de militancia y de ser ministro con Zapatero y con Felipe González. Alabó la gestión y las reformas de ambos y dijo que «es el bagaje con el que también voy a las elecciones». Aseguró que «el tiempo le dará la razón» al presidente por las duras medidas de ajuste del último año y añadió que «comparto y me siento responsable de todas y cada una de estas decisiones».

¿Relevo de funciones?

El futuro cartel socialista promete «cambiar muchas cosas» y «tener muy en cuenta» las peticiones de los jóvenes en un nuevo proyecto orientado a la creación de empleo y a la «modernización» del estado de bienestar, que, «nosotros, el arquitecto que diseñó la casa, tenemos que convertir en una realidad pujante del siglo XXI». Se comprometió a no reducir su campaña a criticar al PP y a «innovar», porque «si los problemas no son los mismos, las soluciones tampoco».

Aunque sus propios enemigos han reconocido siempre su astucia y su eficiencia negociadora y comunicativa, en su propio partido ya hay voces que reclaman que Zapatero le releve pronto de algunas funciones, para que se pueda centrar en la precampaña.

El vicepresidente dijo estar tan agradecido a Zapatero «por tantas cosas», incluido por alabar sus logros juveniles como 'sprinter', que le dedicó la broma más celebrada del día para agradecérselo. Rubalcaba, madridista acérrimo, confesó que «hoy voy a apoyar al Barça», el equipo del alma del presidente.