MUNDO

EUROPA TIENE UN PROBLEMA

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Fue mi guerra europea y la primera vez que milité activamente en una. La ferocidad de los bombardeos serbios sobre la población civil, las explosiones en mercados y las acciones de los francotiradores, apostados en los tejados de las casas disparando a mansalva sobre gente inocente, me hicieron comprender de golpe que a veces el rostro de los héroes esconde a un maniaco homicida. Y que los buenos propósitos de quienes promueven las guerras, todas ellas deleznables por definición, pueden ser los mismos que las justifican: el patriotismo puesto al servicio de la humanidad.

Creo que el genocidio de Sbrenika, auspiciado por Lucifer Ratko Mladic, con la ejecución de 8.000 adultos y niños, no solo pulsó la tecla de mi náusea sino que me hizo llorar por el ser humano. Poco después, la misma náusea se apoderó de su hija Ana, que se suicidó utilizando la pistola de su padre. En Mladic se ha querido ver la personificación del terror balcánico. «Poca gente, dice 'The Times', puede en la amplia galería de criminales de guerra acercarse a lo que ha sido su astucia animal, su crueldad calculada, su falta de compasión y odio patológico».

En su primera foto, transcurridos 16 años desde la guerra, se le ve patético, mucho más delgado y vulnerable. Nada que ver con aquel animal chulesco y destructivo, marcado por los peores instintos contra la parte musulmana del género humano. Para tranquilidad de todos y satisfacción tardía de sus víctimas, Mladic ha sido declarado apto para rendir cuentas ante el tribunal de La Haya, donde deberá responder de genocidio, crímenes de guerra y contra la Humanidad.

«Nunca olvidaré a los 8.000 musulmanes alineados fila tras fila, con las manos atadas con cables, uno encima del otro, capa tras capa, ametrallados por la espalda y enterrados bajo una fina capa de tierra», escribe Anthony Loyd, joven periodista entonces, que vivía en Bosnia-Herzegovina. De todo ello hay imágenes que servirán de prueba.

Su detención va a tener una mayor repercusión que la de Bin Laden. Envuelta como aquella en una nube de sospecha, en un pueblo perdido de la Serbia profunda, cuyos habitantes dicen también que no lo hubiesen delatado nunca. El juicio podría revelar detalles de las conversaciones en las que se vieron involucrados la ONU y Occidente, distraídos y remisos, nadando durante tanto tiempo en un mar de mierda, cuando Kofi Annan era responsable del departamento de 'Operaciones de paz'. Serbia lo entrega porque quiere formar parte de la UE y Europa tiene un problema.