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Fernando Alonso luchará para que este Mundial no sea un paseo para Sebastian Vettel. :: EFE
Deportes/Motor

La carrera de las carreras

El circuito urbano de Mónaco acoge desde hoy la emoción de la Fórmula Uno con los primeros entrenamientos libres

DAVID SÁNCHEZ DE CASTRO
MADRID.Actualizado:

Sin tiempo para digerir la carrera de Montmeló, o el despido del director técnico de Ferrari, llega el Gran Premio de Mónaco, donde se estrenarán los neumáticos superblandos. Y la mejor oportunidad del año para Fernando Alonso. Si hay una carrera en la temporada que cualquier piloto tiene marcada en rojo, esa es la del GP de Mónaco. El ratonero trazado en la capital mundial del 'glamour', Montecarlo, es uno de los favoritos de cualquier piloto, y solo por la historia que tiene para cualquier aficionado es un lujo disfrutarlo. Aunque para lujo, el que se vive en los días de esta prueba. Las fiestas, en la que la familia Grimaldi ejerce de anfitriona, o los desfiles de modelos y de yates en el puerto son un espectáculo -casi grotesco con la que está cayendo en la economía mundial- de la ostentación.

La historia de ganadores en Montecarlo está formada por campeones como Juan Manuel Fangio, Niki Lauda, o el propio Fernando Alonso (ganó en 2006 y 2007) y, cómo no, Ayrton Senna, que ostenta el récord de victorias, con seis, al que siguen Graham Hill (le apodaron Mr. Mónaco) y Michael Schumacher, con cinco victorias cada uno. Es por eso que en este gran premio cualquier piloto quiere subirse al podio, en esta prueba figurado, ya que es el único donde la ceremonia de entrega de premios se realiza, por cuestiones de protocolo -nadie debe estar por encima de los Príncipes- en las escaleras del llamado 'Royal Box', donde la familia real monegasca sigue la carrera.

Más allá de su historia, sus fiestas o su protocolo, el Gran Premio de Mónaco se caracteriza por ser un trazado, como se dice comúnmente, de 'manos', en el que se demuestra qué piloto está realmente preparado para ser un potencial campeón del mundo y quién, simplemente, es un conductor de bólidos. La curva de la Iglesia de Santa Devota (reasfaltada para esta carrera por un incendio que se produjo el lunes), la del Casino, el Mirabeau, la horquilla de Loews, o la Rascasse, amén de su archiconocido túnel, son prácticamente templos en sí mismos, que cualquier aficionado al 'motorsport' idolatra. Puro lujo, pura historia de la Fórmula Uno, a la que este año habrá que añadir un par de puntos de interés.

En esta carrera se verán, por primera vez, los neumáticos superblandos (que se diferenciarán por llevar las letras en rojo), con los que Pirelli pretende aumentar el espectáculo. En este gran premio el compuesto más duro será el blando que se ha utilizado en las carreras anteriores.

Esta novedad es una de las que juegan a favor de Ferrari. El problema fundamental que han tenido Fernando Alonso, al igual que Felipe Massa en las últimas carreras, ha sido que no conseguían que los neumáticos duros cogiesen la temperatura óptima. En cambio, con blandos el ritmo del Ferrari, aunque ligeramente inferior a los Red Bull, era mucho más consistente. Además, Mónaco se caracteriza por ser un trazado con curvas muy lentas, con la horquilla de Loews como máximo exponente, con lo que Sebastian Vettel y Mark Webber pierden esa ventaja que les dan los polémicos difusores soplados en las curvas rápidas.