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Enrique González Macho, presidente de la Academia y socio de Filmin. / Efe
INDUSTRIa CINematográfica

El cine español busca su sitio en Internet

Los distribuidores de películas se afanan por rentabilizar sus negocios ante la inminente aplicación de la Ley Sinde

MICHAEL MCLOUGHLIN
MADRIDActualizado:

El cine español entorna los ojos y abre los oídos cada vez que oye hablar del mercado audiovisual legal en Internet. Los creyentes en esta oportunidad empiezan a dibujar un escenario que discurre entre la 'Ley Sinde' y las buenas señales que proceden del extranjero. Uno de los datos más optimistas llega de la mano de la estadounidense Netflix. La empresa nació como un servicio que alquilaba películas a domicilio. Catorce años después es un gigante del sector que en el primer trimestre de 2011 ingresó más de 700 millones de dólares. Por el camino ha dejado en la cuneta a la cadena de videoclubs Blockbuster, que ha declarado la suspensión de pagos, y suma más suscriptores, 24 millones, que la mayoría de operadoras de televisión por cable.

Más allá de los guarismos cosechados lo importante de Netflix es que ha refrendado la postura de aquellos que defienden que la viabilidad de este mercado es posible. Al rebufo de este éxito YouTube ha reanimado su servicio de alquiler de películas (no disponible en castellano, por el momento) con la inyección de 30.000 títulos a su colección y un acuerdo con Warner y Sony Pictures, granjeándose la enemistad de otros grandes estudios como Disney. En España ha anunciado un acuerdo con Vértice 360, responsable de 'El Hormiguero' o 'El encantador de perros',

Aunque la penetración de Internet y el consumo de contenido audiovisual sean muy altos, estos negocios se encuentran en los primeros pasos de una gestación complicada pero que mantiene en vilo a los distintos actores del mercado nacional. "Yo creo que hay mucha expectación al respecto", comenta Juan Carlos Tous, socio fundador de Filmin, uno de los principales distribuidores de películas en la Red. "Hay que saber que Internet es el presente respecto al consumo, pero en nuestro caso es todavía el futuro porque no hay todavía un modelo de monetización consolidado detrás. Por eso la industria española está tomando posiciones", comenta.

Una industria en la que se perciben muchas posiciones encontradas. Como explican desde Filmin el estamento más descreído es el de los exhibidores, "quienes muestra cierto temor", mientras que los productores se muestran más receptivos ante la idea de una 'sala de cine' en Internet. "Aún así, somos los distribuidores los que tenemos que llevar la iniciativa", sugiere Tous. Estas corrientes de opinión emergieron a la superficie acompañadas de un debate enconado con la aprobación de la 'Ley Sinde', que se comenzará aplicar a partir del próximo verano.

Cisma en la academia

Una norma que provocó el cisma en la Academia del cine, cambio de presidencia incluida, ahora ocupada por González Macho, socio de Filmin. "Yo creo que Enrique conseguirá aunar posturas debido a su experiencia como exhibidor, productor y distribuidor", comenta Tous, quien le conoce bien, mientras afirma que a esta figura "se le ha dado mucha importancia", porque González Sinde llegó a ministra y por todo lo ocurrido con Álex de la Iglesia. "No es una figura vital a la hora de quitar o dar valor al negocio. Si pregunto por el presidente de la Academia estadounidense -siendo la industria más potente- seguro que no lo sabrías", asegura.

"Independientemente de la polémica, hay que aplaudir estas medidas porque dan un principio de seguridad jurídica imprescindible para el negocio". La reflexión la hace Rafal Sánchez, director de negocio de Filmotech, la plataforma que comparte el liderato con Filmin en España. Más allá de la piratería y de "la cultura del todo gratis", Sánchez ve barreras internas que hay que rediseñar para poder alimentar el cine por Internet.

"Existe un sistema de derechos audiovisuales muy poco flexible.Algunas veces esos derechos están en determinadas manos de alguien que no quiere que se exhiban en la Red, como algunas televisiones", asegura. Esta situación en algunos casos dificulta que los títulos que se caen de la cartelera estén rápidamente disponibles para descargar en una plataforma legal en Internet, lo que resulta clave para que el usuario elija este sistema.

Sánchez aboga por integrar Internet entre las ventanas de distribución, ya que es una "herramienta fantástica" que acabará por permitir acceder a lo que quieras desde el sofá de casa y que paulatinamente "irá sustituyendo al DVD", aunque reconoce que a día de hoy la manera de cubrir la inversión de una película es la exhibición en la salas de cine.

¿Tarifa plana o pago visión?

Pero para que esto llegue, es necesario tener un producto con de alta calidad a un precio asequible que empuje al usuario a optar por esta opción. En Filmotech apuestan por el pago por visión. El cliente adquiere una licencia de 24 horas para visionar la película por 1,42 euros. En Filmin, además de ofrecer esta misma opción ofrecen una tarifa plana de cerca de 10 euros mensuales. "Opino que el modelo que acabará triunfando será el de la suscripción. Pagas 9,90 euros al mes y tienes acceso inmediato a cualquier película del catálogo", asegura José Antonio Tous.

La tarifa plana es utilizada por las plataformas que triunfan en el extranjero y que ahora apuntan a España como Hulu o Netflix, aunque solo Voddler -una plataforma online de vídeo bajo demanda- ha concretado su llegada. "Si llegan estos servicios significará que el mercado legal existe. Se trata de ponerlo de moda y combatir las descargas ilegales", dice Tous. "¿Quién es el verdadero perdedor en todo esto? La piratería. A raíz de que aumentan el uso de sitios como los nuestros o Netflix lo que se reduce es el uso de servicios de descargas como Bitorrent", concluye Tous.

"Nosotros llevamos trabajando desde 2007 y no tienen por qué cogernos la delantera", afirma Rafael Sánchez mientras que pide cautela antes de comprobar "si estas iniciativas tienen el éxito que anuncian".