«Para la infidelidad soy bastante moro»
Fernando Tejero Actor«Limpiando y fileteando la palometa o japuta soy un artista, pero nunca volvería a la pescadería»
Actualizado:Atrás quedan sus días de pescadero en Córdoba y aquellos primeros papeles, siempre de yonqui o indigente. Fernando Tejero, a sus 45 años y con cuatro películas por estrenar, siente que la vida le sonríe y hasta se ve resultón. Vive con Woody Allen, su perro. Pero le falta una novia. Ahora acaba de rodar un corto para el 'Calendario Larios 12' en el que casi, casi liga.
- 'Código de barra' se titula. ¿De barra de bar?
- Sí. Hago de un tipo que busca pareja por Internet y queda en un bar con una madurita. Ya sabe, cuando uno entra en una edad avanzada parece que pierde la esperanza. Cosa errónea, porque yo creo que puedes encontrar el amor de tu vida a cualquier edad.
- ¿Habla por experiencia?
- Bueno, a mí me gusta que me descoloquen y desde mi última relación seria no me han vuelto a descolocar. Ahora mismo me descoloca más mi profesión que el amor.
- ¿Ha probado con Internet?
- De momento no me ha dado por ahí. Pero no lo descarto. Soy una persona como cualquier otra.
- «Más que romántico, gilipollas», según usted.
- Es verdad. Soy como el de la canción de Mecano, un amante como los de antes. De mandar flores, escribir versos...
- ¿Y tan buenazo como aparenta?
- Me considero una buena persona, aunque con mis momentos insoportables.
- ¿Schwarzenegger es infiel por lo que tiene de actor?
- No sé, pero yo siendo un tío muy moderno y muy liberal nunca admitiría la infidelidad. Para eso soy bastante moro, quizá porque nací en Córdoba. Por otro lado, tampoco creo en la fidelidad. Es una contradicción muy grande...
- ¿Entiende a los indignados del 15-M?
- El otro día estuve un par de horas con ellos en la Puerta del Sol, pero vi una pintada que pedía la muerte del Rey y me horrorizó. Eso no es democrático ni ético.
- ¿Es usted de 'la ceja'?
- No estoy en 'la ceja'. Me llamaron, pero nunca me ha gustado pertenecer a ninguna plataforma.
- ¿Sigue limpiando pescado, aunque sea en la intimidad?
- Claro. Cuando lo compro no dejo que me lo limpien. Prefiero hacerlo yo.
- ¿Alguna especialidad?
- La palometa, también llamada japuta. Quitándole la piel y haciendo filetes soy un artista. Aun así, no volvería a ser pescadero porque soy alérgico al frío. Con 16 años acompañaba a mi padre a Mercacórdoba... Me salieron sabañones en los pies y en las orejas.
- Ha pasado usted una posguerra...
- Así es. Pero luego tiene una parte que me encanta: el trato con la gente. Yo fantaseaba con que el mostrador era una forma de estar en el escenario y las señoras, mi público. Mi padre me regañaba porque les daba mucha bola.
- ¿Y qué le dice ahora su padre?
- Mi padre, yo lo entiendo, es una persona ya mayor y cuando le dije que quería irme a Madrid a ser actor me preguntó si estaba loco. Él nunca nos puso una mano encima. Pero yo siempre he sido muy sensible y si me reñía mucho me ponía a llorar. Él me decía que los hombres no lloran. Y curiosamente ahora, cada vez que voy a Córdoba, mi padre llora y se emociona. Creo que es el regalo más bonito que me puede haber hecho la vida.
- ¿Nunca le ha dicho que está orgulloso de usted?
- No directamente. Pero hay que entender a las personas de esa generación. Él con ocho años ya estaba cuidando cerdos. Ahora cada vez que me abraza y llora le digo en broma que con la edad se está volviendo mariquita.