Sociedad

HUMOR DALTÓNICO

Pedimos acercar al público a un tipo de teatro más complejo sin darle todo masticado

CRÍTICA TEATRAL Actualizado: Guardar
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Un trozo de fuet convertido en flauta, y los restos de una pata de jamón transformada en violín, sirven a dos músicos con nombre impronunciable para dar la bienvenida a un público predispuesto a reir. Con este arranque prometedor para lo que podía haber sido algo semejante al absurdo, Malaje Sólo articula un montaje sencillo a base de sketches con una idea que pierde fuerza en el transcurso de la representación. El planteamiento de dar una relectura a los mitos helénicos a través de la risa y la interacción con el público, parece bueno, pero desafortunadamente, lo mejor del espectáculo se queda sólo en el principio. Las secuencias se apoyan en la participación directa de algunos espectadores convertidos en involuntarios protagonistas, que con el típico pudor de quien no quiere ser actor, termina sabiéndose observado y evaluado.

Con el desparpajo mínimo necesario para este tipo de montajes, los dos anfitriones, Aristón y Platóteles, llevan a los improvisados actores al terreno de juego no sin dejarles desnudos en cuanto a sus complejos, inseguridades o temores, pues la vergüenza sufrida por estos interpretes no es nimia. Parecemos estar en la animación de una fiesta de cumpleaños o de una comunión, pues nada es teatral, al contrario, todo es campechano. Incluso la actitud de los animadores, -que no actores-, parece menospreciar la capacidad intelectual del público con chistes tontorrones y carantoñas repetitivas que no conducen a nada más allá de lo simple y anecdótico.

No pedimos trascendencia ni profundidad psicológica, tampoco formatos lujosos o pretenciosos. Pedimos acercar al público a un tipo de teatro más complejo sin darle todo masticado. Se hace necesario un humor inteligente con un tono en el que impere la gimnasia mental y la creación del espectador. Siempre es útil para el Teatro y para el público, enfrentarse a metáforas y lenguajes nuevos que permitan descubrir canales de comunicación más allá de lo meramente literal o ilustrativo. Pese a todo esto, la mayoría de los asistentes salieron satisfechos pero con la falsa idea, una vez más, de que al teatro va uno a evadirse simplemente.