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José María Araúz lleva días apoyando la concentración. :: A. VÁZQUEZ
Ciudadanos

«El problema es de los políticos, porque no hay otro sistema»

Personas de avanzada edad se unen a los jóvenes de la acampada del Palillero para reclamar un cambio

ANTONIO M. DE LA VEGA
CÁDIZ.Actualizado:

«Yo estoy aquí todos los días, desde que empezó la movilización. Participo en las actividades que organizan los chicos durante todo el día, pero no me quedo a dormir porque tengo problemas de salud. Me voy a las once y en mi casa me meto en internet, a ver como están las cosas». Esto lo cuenta un hombre de 75 años. Su nombre es José María Araúz y durante toda su vida ha sido un activo militante sindicalista, por eso sabe lo que supone luchar contra el sistema establecido.

José María está convencido de que «este movimiento hará historia en Cádiz por su solidaridad y la exigencia de que reine esa democracia real ya». Este veterano comparte plenamente los ideales de los jóvenes que lo consideran uno más bajo las carpas del Palillero. Participa en la comisión de Acción, propone nombres para las actividades que se están programando. Todo lo hace porque cree que «el sistema político necesita un cambio. Hay que cambiar la ley electoral».

Sabe que la lucha no siempre es fácil y por eso comenta que su deseo es «que el espíritu se mantenga con el tiempo. Estos movimientos queman mucho. La desilusión puede llegar por el propio cansancio, pero tiene que mantenerse esa llama siempre encendida para fortalecer la democracia».

Lo que tiene claro José María es que «el cosqui de la pringá que le han dado al sistema será beneficioso para todos. La democracia es escuchar al pueblo, es respeto, y ahora mismo no lo hay. No hay comunicación con el pueblo».

José María no es el único mayor que está participando en la concentración de Cádiz, pero sí es de los más activos. Otros, como Francisco Fernández, de 65 años, y su mujer, no tienen duda en pararse a hablar con los jóvenes, incluso en dejar testimonio escrito de «apoyo total» al movimiento. Las concentraciones han removido conciencias, y la de ellos también. «Hasta ayer era votante del PSOE, hoy ya no, pero tampoco del PP», comenta. «Estos chicos tienen que engrandecer la democracia. Todos los partidos tienen que saber ser oposición de verdad», dice mientras lee los carteles que llenan de arriba abajo una de las fachadas del Centro Integral de la Mujer del Palillero.

Para este hombre de 65 años es fundamental que los jóvenes sean quienes encabecen este movimiento. «Yo ya estoy jubilado y tengo el porvenir resuelto, pero el resto del país no está en mi situación. Aquí se está haciendo algo importante. Se está poniendo la semilla».

Encarna, de 67 años, y Teresa, de 69, se unen enseguida a la conversación. «Si yo pudiera me venía ahora mismo para acá, porque lo que tenemos ahora mismo no se puede llamar democracia y tenemos que dar una respuesta», comenta Encarna. Estas mujeres tienen experiencia, saben lo que es vivir sin libertad, y por eso no dudan en afirmar que «el problema es de los políticos que tenemos, porque no hay otro sistema que funcione que no sea este. Ya hemos tenido todos los sistemas del mundo y Dios nos libre de volver atrás. Lo que pasa es que nuestra democracia está podrida».

Teresa se queja de que nadie escucha a los ciudadanos. «¿De qué me sirve a mí hablar entonces?», se pregunta. Mientras escucha las explicaciones de los jóvenes acampados es la voz de la experiencia la que habla. «Las Autonomías son pequeñas dictaduras en las que cada uno coloca a quien quiere, eso por no hablar de los sueldos de los políticos».

Los jóvenes les escuchan con atención y respeto. «Esto es nuestra gasolina», comenta uno de los activistas.