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El Movimiento 15M se plantea seguir en Sol tras las elecciones
Debates y música cierran una jornada de reflexión multitudinaria y sin altercados por toda España
MADRID. Actualizado: GuardarEl Movimiento 15M propone mantener la acampada en la Puerta del Sol después de las elecciones. La asamblea general tiene que debatir hoy si continua con esta medida de protesta tras el éxito de las concentraciones por toda España. Desde el pasado lunes, miles de personas han acudido al 'kilómetro cero' y han encendido la mecha de la indignación en otras 70 ciudades españolas y del extranjero. La jornada de reflexión concluyó entre ambiente festivo y con un silencio político activo.
En estos seis días, el campamento de Sol ha recibido más de 30.000 firmas de apoyo para que se mantuviera activo hasta hoy, coincidiendo con las elecciones municipales y autonómicas. Este era el objetivo inicial que se marcó el Movimiento 15M tras la conclusión de la manifestación celebrada el pasado domingo en Madrid, que congregó a miles de personas, y que concluyó con una acampada improvisa en la plaza.
Dada la dimensión que ha ido tomando la acampada, la idea de la plataforma 'Toma la plaza' era permanecer y hacerse fuerte en el 'kilómetro cero' más allá del 22 de mayo. Así, los indignados darían continuidad a las concentraciones y extenderían su protesta contra el sistema político y financiero vigente a otras ciudades, como ha ocurrido.
El movimiento cívico tuvo un punto de inflexión el pasado lunes. Después de que la Policía desalojara la noche anterior a cien personas que habían acampado en Sol, una vez concluida la manifestación del domingo pasado, los indignados volvieron a la plaza, se hicieron fuertes y lograron una convocatoria masiva la tarde-noche del lunes.
Más de 200 acampados pernoctaron esa noche. El martes eran 300. El miércoles, 400, y así sucesivamente hasta ayer. Paralelamente, la zona de la acampada extendía sus dominios por la plaza, cubierta con carpas y lonas, y una 'miniciudad' crecía en el corazón de Madrid ante la mirada de todos los españoles y una atónita clase política.
La concentraciones de apoyo sumaban cada día más y más adeptos. Siempre a partir de las 20.00 horas. Hasta que el viernes a medianoche, coincidiendo con el comienzo de la jornada de reflexión y la prohibición de la Junta Electoral Central de prohibir las concentraciones, se superaron las 24.000 personas.
Entonces, un 'grito de silencio' retumbó en las plazas de todo el país y comenzó una jornada de reflexión pacífica y festiva. Se abrió paso a eso que la plataforma 'Toma la plaza' vino a llamar un «silencio político activo», donde se reflexionaba en numerosos corrillos de debates.
«Vista gorda»
La Policía intentaba controlar que las diferentes asambleas no se extendieran más allá de Sol. Advertían a los presentes de que en el 'kilómetro cero' se haría la «vista gorda», pero en las plazas aledañas se aplicaría la ley si las concentraciones superaban las 20 personas. En suma, que se procedería a multar.
El aviso caló en parte, porque los indignados seguían formando pequeños corrillos en las plazas de Ópera, Jacinto Benavente o Callao. Allí hablaban de vivienda, de sanidad, de feminismo o de corrupción política. De forma respetuosa y sosegada. A la mayoría les unía la indignación. Un cambio de rumbo ya.
Mientras tanto, la música en vivo improvisada en un pequeño escenario animaba a centenares de personas junto a la calle Arenal. En el interior del campamento, a los pies de la estatua ecuestre de Carlos III, seguía la vida diaria de los acampados y un poco más arriba, junto al edificio del 'Tío Pepe', un grupo de payasos animaba a los más pequeños en lo que ya se conoce como «república independiente de Sol».
En el resto de las ciudades españolas el ambiente fue similar al de Madrid. En Barcelona, los 'indignados' acordaron permanecer hasta el 15 de junio en la Plaza Cataluña. En Valencia, unas 2.000 personas hicieron una cadena humana alrededor del Ayuntamiento de la ciudad. Más de 5.000 personas se reunieron en las principales ciudades gallegas, con Santiago a la cabeza. Lo mismo sucedió en las ciudades vascas.