Los 'indignados' convierten su reflexión en paseo para que el movimiento no acabe
Más de 2.500 gaditanos participan en una marcha que se convierte en fiesta
CÁDIZ.Actualizado:Rebelados, cabreados, indignados... pero de buen rollo. La plaza del Palillero volvió a amanecer ayer cubierta de lonas y ganas de cambiar el mundo. Un día de trabajo y reflexión que la mayoría vivió en un ambiente festivo, con la confianza de que los políticos tomarán nota y de estar participando en un movimiento que, si no pasa a la historia de las revoluciones sociales, al menos sí que está sacudiendo un buen puñado de conciencias.
Las decenas de jóvenes que habían pasado la noche en la plaza continuaron con su frenética actividad durante toda la jornada. Dedicaron la primera parte del día a la preparación de actividades y a la logística. Después de que ya la noche anterior hicieran desaparecer de las paredes de los edificios cualquier cartel que pudiera servir como excusa a la Junta Electoral para disolverlos, los 'indignados' se dedicaron a limpiar la plaza, a recolocar los toldos, a dar información a todo aquel que se interesaba por lo que estaban haciendo. Al mismo tiempo, se ponían en marcha las cuatro comisiones de trabajo creadas para facilitar la organización: Acción, Comunicación, Logística y Foros de debate.
Las redes sociales sirvieron desde primera hora de la mañana para transmitir el programa de actividades del día. «Estamos recibiendo muchísimos correos de gente interesándose por lo que vamos a hacer. Vamos ya camino de los 2.000 seguidores en Facebook y en Twitter no paramos de crecer», comentaban los miembros de la comisión de Comunicación. Además, el uso de las nuevas tecnologías les permitía estar en contacto directo y constante con los compañeros de acampadas del resto de España, manteniendo una coordinación directa con la de Madrid.
Y en una jornada de reflexión, nada mejor que animar a los ciudadanos a pararse a pensar. Con tal fin se montaron en un lateral de la plaza una serie de 'urnas' de cartón en la que todo aquel que quiso -y quisieron muchos- podía introducir un papel escrito en el que expresaban todo aquello que les indigna, que quieren cambiar en el sistema, cualquier queja. Una vez recopiladas todas las 'papeletas' la idea de los promotores de la actividad es hacérselas llegar a los políticos, de manera que puedan saber que es lo que mueve a los que les sitúan o quitan de los puestos de poder.
Los jóvenes que se encargaban de recoger los papeles explicaban que «la mayoría las está dejando gente mayor que de paso nos están contando lo que piensan. Casi todos están preocupados porque están sufriendo en sus propias familias el problema del paro, nos hablan de la economía familiar, de lo injusto que es el sistema financiero y de que los bancos les están exprimiendo y no les dan ningún tipo de facilidades para hacer los pagos o acceder a un crédito».
Y mientras la actividad no cesa en ningún momento, los concentrados dejan claro que lo están haciendo todo con mucho cuidado de que nadie se pueda sentir ofendido por su presencia. «Cuando llega la noche hablamos flojito, estamos cuidando mucho la limpieza de la zona, hay mucho empeño por no distorsionar la vida del barrio y la gente está respondiendo, todos los vecinos nos están apoyando muchísimo. Algunos nos traen comida y se interesan por cómo estamos pasando los días».
Ya por la tarde comenzaron a calentarse los motores. A medida que más personas se iban uniendo al grupo se pusieron en marcha diversos talleres. Malabares, reciclaje de camisetas, maquillaje de fantasía y una especial ludoteca sin juguetes para que los niños pequeños no fuesen un impedimento para que sus padres se uniesen al grupo.
Alrededor de las ocho de la tarde ya la plaza estaba a rebosar esperando para emprender un paseo reflexivo que terminó por ser una fiesta multitudinaria. Un poco más tarde de la hora prevista empezaron a desfilar camino de la plaza España algo más de 2.500 personas. Niños, jóvenes, mayores. Caras conocidas como las de Javier Ruibal, sindicalistas, miembros la listas electorales y alguna exconcejala popular se unieron a la marcha. Todo el mundo colaboró, desde los dueños de bares que al paso del grupo retiraban sus terrazas con ayuda de los 'indignados', a la Policía, que cortó el tráfico cuando fue necesario para que el paso no se interrumpiera.
El paseo acabó en las Puertas de Tierra recordando a las grandes fiestas que en Cádiz solo se celebran en torno a un triunfo deportivo. Para los participantes, la marcha de ayer tuvo el mismo sabor, el de una victoria: la de la democracia sin apellidos.