en el recuerdo

El 'cuatrolatas' cumple 50 años

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En la imaginería infantil, los coches siempre tienen apellido cifrado. Seat 124, 600 o 1500, Dyane 6, Simca 1000, Citroën 2 caballos, Renault 5... Todos ellos, bólidos de asientos de skay y dirección desasistida que, para los niños del blanco y negro, eran el no va más de la carretera. Uno de aquellos automóviles está este año de cumpleaños. El mítico Renault 4, rebautizado por el acervo colectivo como 'cuatrolatas', llega al medio siglo de vida reivindicado por los más nostálgicos como el primer todoterreno ligero de la historia. Dejó de fabricarse en 1991 pero, gracias a su dureza mecánica y versatilidad, aún se deja ver de vez en cuando en carreteras rurales o en manos de enamorados coleccionistas.

El '4L' salió al mercado en 1961 para competir con el '2 cv'. La apuesta de Renault era clara: nada de diseños futuristas, caprichos aerodinámicos y comodidades superfluas. Hacía falta poner en el mercado un coche funcional, duro, espartano y capaz de transitar por cualquier terreno. Y todo ello a un precio muy ajustado. Su secreto estribaba en una suspensión elevada, ruedas estrechas y chasis modificable para permitir la fabricación de diferentes versiones en función de las necesidades del cliente. No era bonito, pero sí muy útil, como la práctica palanca de cambios en el salpicadero que liberaba espacio en el asiento delantero. De hecho, en la televisión de un solo canal de los sesenta se anunciaba con eslóganes tan rotundos como 'El coche todoventajas' o 'Su belleza es su mecánica'.

El vehículo fue un éxito y en apenas unos años se popularizó por Europa y Latinoamérica como el coche ideal para combinar trayectos por zonas rurales con viajes por carretera. Una versatilidad que, medio siglo después, intentan emular los constructores de los todoterrenos ligeros o 'crossovers'.

En las décadas siguientes a su lanzamiento no era extraño ver a las caseras bajar a la ciudad con su '4L' cargadas con los productos de la huerta o a fontaneros con toda su herramienta agolpada en el capó. Incluso la Gendarmería y la Guardia Civil lo eligieron para sus dotaciones rurales. Un 'cuatrolatas' finalizó tercero el París-Dakar de 1979 y el cine lo inmortalizó en películas como 'Tras el corazón verde' o 'Airbag'. En total, se fabricaron más de ocho millones de unidades en todo el planeta (800.000 en la planta de Valladolid). Pero la misma mecánica que le propulsó a la gloria le condenó a la desaparición: no se amoldaba a las exigencias medioambientales y las reformas que requería eran demasiado caras. Renault apostó por otros modelos y el 'cuatrolatas' estacionó para siempre en la memoria de nuestra niñez.