Los comerciantes de El Quinqué
La familia Narbona comenzó en Jerez con la venta de menaje y objetos para el hogar
JEREZ.Actualizado:No creo que en el sector del menaje y el abastecimiento del hogar y del utillaje hostelero exista en Jerez un empresario de más larga trayectoria que Juan Narbona. Lo es, como lo fueron sus antecesores. Ya desde las primeras décadas del siglo XX, años en los que nuestra ciudad era un páramo en casi todos los sentidos, la familia Narbona comenzó con la venta de menaje y objetos para la casa.
En aquel primer cuarto de siglo, la gente tenía escasos útiles de cocina, habiendo en Jerez apenas lo básico, no siendo hasta después de la guerra que comenzó a abastecerse a la sociedad de este material, fruto de una incipiente industria, que tímidamente iba sacando al mercado las primeras innovaciones. No era como ahora; por aquel entonces, los comercios especializados en este tipo de género brillaban por su ausencia, siendo las ferreterías y las proveedoras de efectos industriales las que vendían las cacerolas ollas y sartenes. Tales eran Industrias Docha en la calle Medina, Comercial Ferretera Andaluza en la calle Porvera o Ferretería El Llavín en calle Lancería y, poco más. A excepción de la excelente tienda que Juan Narbona tenía en la calle Mesones, donde se vendían los más modernos artículos de menaje de cocina, lámparas y demás objetos para la decoración del hogar.
Dejó la época de las ollas esmaltadas para copar la del aluminio, con brillantes baterías de cocina, cazos y peroles de todos los tamaños y medidas, que destellaban brillantes bajo los focos de sus escaparates de la calle Mesones, en cuyas piezas podían distinguirse los logotipos de las mejores marcas: Hispano Suiza o las tres emes superpuestas de Metalúrgicas Metálicas Madrileñas. Las vajillas de loza blanca esmaltadas o decoradas componían junto a las cristalerías, -vasos, copas, jarras- otra buena parte de la oferta de la que El Quinqué era líder y punto de referencia en Jerez. No pudiendo faltar los famosos quinqués de porcelana y cristal en cuyos transparentes depósitos de petróleo se veía la 'torcía' o mecha. Palanganeros, damajuanas y barreños de todas las medidas, más miles de inverosímiles objetos que hacían única la tienda que Juan Narbona Cortés, tenía en la calle Mesones. No obstante y con antelación a él, ya su padre era pionero en este tipo de mercancías, tenemos en nuestro poder un documento gráfico que lo justifica. Se trata de una foto en la que se puede ver al abuelo en plena plaza Esteve vendiendo loza, platos, en suma el género que con el paso del tiempo fue conformando la base de su negocio.
Francia
Como ya es habitual en esta serie, de cada una de nuestras familias preferidas elegimos a uno de sus miembros, generalmente el más destacado, o sobre el que ha recaído la responsabilidad de continuar con el negocio o tradición familiar. Este es el caso de Juan Narbona Freire, quien nació en Jerez el 24 de junio de 1945. Hizo los estudios primarios en el colegio Los Marianistas de la calle Porvera, pasando más tarde al recién inaugurado colegio de La Salle en la Alameda Cristina, donde terminó el Bachillerato. Acabado éste, su padre lo mandó a Francia a estudiar el idioma, ya que su progenitor pensaba en la importancia de tener este conocimiento para regentar su comercio. Tras dos años de permanencia en Francia, regresó a Jerez ingresando en la Escuela de Comercio de la calle Porvera, donde llevó a cabo los estudios de perito mercantil, carrera que hizo alternándola con el trabajo en el bazar El Quinqué.
Corrían los años 50 y 60 del pasado siglo y El Quinqué era un prolífico negocio; en sus comienzos ubicado en la calle Santa María, siendo posteriormente trasladado a la popular y comercial calle Mesones.
Como contábamos al principio, el negocio comenzó de forma ambulante, exponiendo el género en plazas y mercadillos, para con el tiempo abrir una tienda al público. Por tratarse de un negocio inexistente en nuestra ciudad, el éxito de ventas fue tal que entre los dependientes que atendían en los mostradores, los repartidores, reponedores de los escaparates y estanterías y los que trabajaban en el almacén recibiendo mercancías... suponían un monto de casi cincuenta empleados. Tamaña cantidad de trabajadores hacían inviable cualquier comercio de este tipo, a menos que el volumen de ventas fuera el que tenía El Quinqué hasta la llegada del ECO Jerez, donde se vendía de todo: loza, cristal, baterías de cocina... No digamos cuando aparecieron las grandes superficies que sucesivamente se fueron instalando, empresas multinacionales que han copado todos los segmentos y superadas todas las ofertas y ventas del consumo local.
Debido al cambio drástico de ventas y a las perspectivas que presentaba el sector, Juan Narbona, ya gerente del negocio que fundara su padre, tuvo que hacer una regulación de empleo, viéndose obligado a tener que deshacerse de un buen número de empleados, ya que el costo que suponían los impuestos hacían inviable la permanencia de dicha empresa.
Locales
Dada la gran superficie ocupada por El Quinqué, Narbona decidió distribuir el espacio en varios locales, con lo cual rehabilitó y puso en valor la zona, construyendo una galería comercial en la que se han instalado varios negocios, contribuyendo a dar vida y hacer más comercial a la ya de por sí calle Mesones.
Juan Narbona, por su parte, ha continuado con otro de los servicios que ofertaba El Quinqué y que era el abastecimiento en régimen de alquiler del material de hostelería necesario para todo tipo de celebraciones: mesas y sillas primorosamente vestidas para bodas y fiestas... Estos servicios gozan en Jerez de gran popularidad y reconocimiento debido a la calidad y vistosidad de su montaje. Dentro de su oferta, El Quinqué también alquila una gran variedad de electrodomésticos industriales para ferias y otros eventos similares, tales son: planchas, freidoras y todo el material de cocina de tipo industrial proporcionando a los restauradores y hosteleros la infraestructura necesaria para hacer frente a ferias y fiestas y grandes eventos sociales. Actividad de la que su padre fuera pionero y que Juan ha continuado prestando éste servicio durante décadas.
En 1968, Juan Narbona Freire tomó la acertada decisión de casarse con Elvira Morales Flores, de cuyo matrimonio han tenido cuatro hijos: Juan, Inma, Carlos y Elvira.
Juan y Elvira -que tanto montan- forman un excelente tándem en lo comercial, familiar, social... viéndoseles juntos participar en cuantas actividades deportivas, lúdicas, recreativas y religiosas se celebran en Jerez: ferias y fiestas, Semana Santa, Rocío... Aunque son incontables los amigos que tienen, caben destacar a Antonio Romero, Antonio Márquez, Ángel Carrero Frutos, Federico López Tejedor y Antonio Asenjo, entre otros.
En la actualidad, con la participación de sus colaboradores y sus hijos que les llevan el negocio, Juan se encuentra en un periodo de su vida en el que disfruta de la alegría que les suponen sus cinco nietos, a los que visita con frecuencia viajando a sus lugares de residencia.