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Los jardines de Varela son el único espacio público en el que pueden jugar los niños de los barrios cercanos. :: MIGUEL GÓMEZ
Ciudadanos

Dos barrios hermanos pero con realidades diferentes

Los comercios esperan que llegue la Ciudad de la Justicia

ANTONIO M. DE LA VEGA
CÁDIZ.Actualizado:

En torno a San Severiano se sitúan dos barrios tan próximos como diferenciados entre sí. La Barriada España y Bahía Blanca conviven a diario compartiendo equipamientos y tranquilidad. Esa calma, la de una de las zonas de Cádiz donde aún se oye el trinar de los pájaros, es uno de los grandes atractivos de un rincón de Cádiz en el que la leyenda supera con creces a la realidad. Ni en Bahía Blanca los ricos son tan ricos ni en «el Avecrem» los pobres son tan pobres.

En Bahía Blanca se vive «bien», eso sí, «quien se mude aquí que sea alguien a quien le guste la tranquilidad, que no venga buscando bullicio ni mucha vida en la calle, porque no la va a encontrar», comenta Manuel Muñoz. Él, como otros jóvenes de la zona, echa en falta una mayor oferta de ocio en el barrio. «No hay apenas bares, y para salir no hay absolutamente nada. Hay que desplazarse para cualquier cosa».

Emilia Abad coincide con él en que hay poca oferta comercial en la zona. Entre las clínicas privadas y los edificios administrativos apenas hay unas cuantas tiendas que no son suficientes para cubrir las necesidades básicas de los vecinos.

Aún así, para algunos ese es precisamente uno de los atractivos de Bahía Blanca, donde sus habitantes consideran un valor añadido la tranquilidad en la convivencia vecinal. Las calles están limpias, pero «no hay ni un solo espacio con juegos infantiles como te vayas a Varela», se queja Emilia.

Lo que sí es una dificultad en el barrio, y en este caso compartida con la Barriada España, es la falta de aparcamiento. No hay perspectiva de que la situación pueda mejorar en Bahía Blanca, pero sí en la Barriada España, donde se esperan como agua de mayo las nuevas plazas de aparcamiento subterráneo que traerán consigo dos proyectos como son el nuevo Pabellón Fernando Portillo y la futura Ciudad de la Justicia.

Estos equipamientos se esperan por muchos más motivos que por los aparcamientos subterráneos. Los comerciantes de la Barriada España confían en que «no solo cuando estén funcionando, sino en cuanto empiecen a construirse» habrá un gran aumento de la clientela. En su comercio de alimentación Julio Castillo reconoce que está «como loco» esperando a que la Ciudad de la Justicia empiece a funcionar. Como todo el barrio, lleva ya muchos años esperando a que las obras comiencen por fin. El nuevo consejero de Gobernación y Justicia, Francisco Menacho, ha dicho en las últimas semanas que en los próximos meses se le va a dar un impulso definitivo a las mismas.

Y es que, como en el resto de la ciudad, la crisis se ha dejado notar en la barriada. «Mucha gente ha perdido su trabajo, han dejado de comprar y hay comercios que han tenido que cerrar», comenta Paco en su ultramarinos. Victoria Lora lo confirma. «Aquí lo que hace falta es dinero», dice. A medida que se va bajando por Tolosa Latour o Brunete hacia García de Sola o la Juan Carlos I la situación económica de los vecinos en menos boyante. Julio Castillo lo explica de forma gráfica: «aquí es como si el barrio estuviera dividido en dos. Hay gente con dinero y gente que, sin llegar a estar mal, está a otro nivel».

Precisamente en esa zona más cercana a la Juan Carlos I, en los llamados pisos «del Avecrem», es donde se espera una actuación más contundente de los políticos. Hay muchos bloques con problemas estructurales esperando las ayudas de la Junta para su rehabilitación, pero estas tardan en llegar. Lo que esperan sus vecinos es que al menos el solar de las casitas bajas se edifique pronto para evitar «las ratas y los bichos que salen de vez en cuando por ahí».