LA TAQUILLA
Actualizado: GuardarSi es razonable que, en la actual situación económica del club amarillo, nos cobren por asistir a los partidos del 'play off', también es exigible que, en los momentos de crisis que está sufriendo una gran parte de los aficionados, los precios de las entradas no sean excesivamente elevados. No tengo la menor duda de que los que nos divertimos con los goles que marcan nuestros delanteros y los que sufrimos con los que encaja nuestro portero hemos de colaborar para que cobren sus emolumentos estipulados, no solo los futbolistas sino también esos otros empleados que, posiblemente, tienen mayores urgencias económicas. Pero me gustaría aprovechar esta oportunidad para insistir en que, por favor, ajusten el presupuesto de la próxima temporada con el fin de no seguir registrando esos voluminosos déficit que amenazan la supervivencia de esta centenaria y modesta institución. Es cierto que el Cádiz, igual que el Madrid, el Barcelona o el Valencia, es mucho más que un equipo de fútbol; es verdad que los colores azul y amarillo simbolizan nuestras ganas colectivas de triunfar en la vida; por eso, cuando el equipo gana, nos proporciona una irreprimible alegría, y, cuando pierde, nos produce una profunda pena; y es que, efectivamente, con sus triunfos ganamos todos y con sus derrotas perdemos todos. Pero también es verdad que, por el número de seguidores y por la capacidad económica de la mayoría de nosotros, se debería evitar esos cuantiosos dispendios que, en ocasiones no lejanas, han realizado sus administradores. Ya sé que uno de los alicientes del fútbol es su poder de hacernos soñar ilusionándonos con sensacionales triunfos, y su capacidad para, al menos durante un rato, hacernos creer que somos más fuertes de lo que en realidad somos, pero tengamos también claro que, cuando los sueños se desvanecen y las realidades contradicen las creencias, podemos sufrir amargas decepciones y agrias desilusiones; pueden venirse abajo proyectos elaborados con duros trabajos y con tenaces esfuerzos.