Una clienta apura la última jornada de la feria para echar un vistazo a las novedades literarias. :: FRANCIS JIMÉNEZ
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El descenso de visitantes y ventas ensombrecen la Feria del Libro 2011

A falta de balance oficial, los libreros gaditanos constatan una edición más pobre en cuanto a público y compras

Cádiz Actualizado: Guardar
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Ha tardado, pero lamentablemente ya se ha instalado en el sector. La crisis económica ha hecho mella en la XXVI Feria del Libro de Cádiz, que ayer se despidió del Baluarte de la Candelaria con un balance que deja a la mayoría insatisfecha. Cualquiera que haya paseado estos días por las casamatas, los libreros y el resto de profesionales que forman parte del llamado evento literario del año, habrán podido constatar un descenso de público y, por lo tanto, de compras.

Juan Manuel Fernández, representante de la Federación Andaluza de Libreros y propietario de la Librería Falla, una de las seis gaditanas presentes en esta feria, ha sido el primero en reconocerlo. «Se ha notado un bajón en el número de visitas y eso provoca que haya menos venta. Se entiende, por el momento económico que se está viviendo. Es un fenómeno que se produce desde hace más de un año en las librerías. En los últimos tiempos, la tirada de los casi 70.000 títulos nuevos que se publican al año se ha visto reducida a la mitad porque ya no se vende tanto», sostiene Fernández.

Calidad, no cantidad

Esas sensaciones, pues, han vuelto a repetirse a lo largo de los diez días que ha durado la feria. 2010 aguantó por los pelos el nivel del ejercicio anterior pero este año, a la espera de cifras oficiales, la caída puede ser notable. Fernández, que transmite el sentir general de sus compañeros de profesión, encuentra en la imaginación el único remedio para levantar esta cita cultural. Y es que, al parecer, la presencia de grandes figuras literarias no es suficiente para atrapar al público, que ha sido menos numeroso conforme avanzaba la feria. «En parte hemos conseguido lo que queríamos, porque hemos desarrollado un programa muy completo; por otra, no estamos muy contentos. Las librerías somos gestores culturales, pero sin un nivel de ventas aceptable no podemos desarrollar esa función», apunta el representante de la federación.

Fernández se refiere así a la nómina de autores que han desfilado estos días por el Baluarte. «La calidad a veces está reñida con lo mediático. Los lectores más consolidados sí conocen a los escritores de más calidad, el público más general solo conoce a los más populares». Esto es, ni Alicia Giménez Bartlett -último premio Nadal-, ni Ignacio Martínez Pisón o el pregonero Julio Llamazares. Nombres muy prestigiosos, pero no tan famosos como Javier Cercas, Ángeles Caso o Liberto Rabal, todos ellos presentes en la edición de 2010. «Cuando vinieron Boris Izaguirre o Antonio Gala, aquí no se cabía», apostilla Fernández.

La vigésimo sexta Feria del Libro ha estado dedicada al argentino Jorge Luis Borges, sobre el que han gravitado buena parte de los actos de la edición. Sin duda el más aplaudido ha sido el protagonizado por la viuda del escritor, María Kodama, que además de inaugurar una exposición en la Casa de Iberoamérica y dictar una conferencia sobre la obra del autor de 'El Aleph', estuvo un par de días firmando ejemplares de algunos de los títulos publicados por ella misma.

Esta podría ser considerada una feria sin grandes 'booms', esto es, no ha habido ningún autor u obra triunfadora absoluta en las cajas registradoras. Las firmas que han presentado libros estos días no los traían precisamente recién salidos del horno. Esta circunstancia ha favorecido a los autores gaditanos, sobre todo a los que han estado rubricando sus ejemplares en los stands de las librerías. En la de Manuel de Falla, por ejemplo, se ha vendido muy bien lo último de Benítez Ariza. «Aun así, este año, a nivel particular, tampoco podemos estar muy satisfechos. Esperábamos al menos repetir las ventas del año pasado, pero va a ser complicado», sentencia su propietario.

La cita del año que viene tiene que ser por exigencia del calendario mucho más llamativa que en 2011. Experiencias previas invitan al optimismo pero, al fin y al cabo, el público tiene la última palabra.