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El buen cine llega a Cannes con los hermanos Dardenne y 'El niño de la bicicleta'

En la era del 3D, el certamen presenta en competición una película muda: 'El artista'

BOQUERINI
CANNESActualizado:

Por fin el buen cine ha llegado al 64 Festival de Cannes. Han sido los hermanos belgas Jean-Pierre y Luc Dardenne, ganadores de la Palma de Oro en dos ocasiones (en 1999 por 'Rosetta' y por 'El hijo' en 2002) los que han levantado el nivel de la competición oficial y ya se postulan para su tercera Palma. La culpa la tiene 'El niño de la bicicleta', una nueva mirada de estos directores a los jóvenes desarraigados de familias desestructuradas, lo que por otra parte parece ser el 'leiv motiv' de esta primera mitad del Festival. Con el joven Thomas Doret y una estupenda Cécile de France como protagonistas, la película reincide en el universo habitual de estos creadores belgas. Cyril es un chico de casi 12 años que solo tiene un plan: encontrar al padre que le dejó temporalmente en un hogar para niños abandonados.

Cuando intenta escaparse de sus cuidadores en la consulta del médico, se choca con Samantha, una joven peluquera, que esperaba turno para ser atendida. La mujer le regala al muchacho la bicicleta con que sueña y se le permite quedarse con el niño los fines de semana. Pero Cyril no reconoce el amor que siente Samantha por él, un amor que él necesita desesperadamente para calmar su rabia. Crece en un mundo violento donde el intento de robo de su bicicleta desencadenara su brutal violencia y que una pandilla de jóvenes delincuentes le apodan 'pitbull' y le utilicen para sus propios fines.

Los hermanos Dardenne dominan como nadie la narración cinematográfica, con silencios, susurros y chillidos desesperados. Poseen un gran clasicismo para contar una historia en la que todas las piezas van encajando como un reloj suizo. Y a la vez es un grito de denuncia sobre los jóvenes marginales de las grandes ciudades, de Bélgica pero también de cualquier otro lugar del mundo occidental, dominados por la soledad, la violencia y la falta de afectos. Fieles a su método, los Dardenne escribieron el guion durante un año. Ensayaron un mes y medio con los actores para romper sus hábitos y hacerles entrar en el personaje, "de forma automática y no mecánica", según sus palabras. El naturalismo, la precisión del cine de los Dardenne reposan en este trabajo con los actores.

Luc Dardenne habló tras la proyección del excelente trabajo de Cécile De France: "La actriz tiene una presencia luminosa evidente. Fue muy importante para el papel de Samantha, porque no se sabe el motivo por el cual ella quiere ayudar al chico a toda costa. Aquí no hay psicología". La actriz, por su parte se refirió a su trabajo con el muchacho: "Para mí, Thomas no es un niño, sino un compañero, un cómplice. Era el líder en el plató. Aparece en todas las escenas. Cuando llegué a los ensayos, él conocía mejor la película que yo. Tenía una página en blanco para rellenar, mientras que yo tuve que desembarazarme de todo lo que estaba escrito en la página. Mi experiencia por un lado, y su espontaneidad y su dedicación por el otro, hicieron que nos tratáramos de igual a igual en el plató". Si alguien pensase que en esta película no aparece Olivier Gourmet, el actor fetiche de los directores belgas, está equivocado. Es el médico, en un personaje no acreditado. Aunque aún sin fecha de estreno, la película ya ha sido adquirida para su distribución en España.

Cine mudo

En estos tiempos de nuevas tecnologías y cine en 3D, la segunda película en competición del domingo ha sido un filme mudo y en blanco y negro, que se desarrolla en la época de los grandes estudios de Hollywood, 'El artista', del francés Michel Hazanavicius, uno de esos cineastas galos especializados en asimilar en provecho propio todo lo que produce la meca del cine.

La película es un divertimento simpático, muy aplaudido, pero que no va más allá de la mera curiosidad sobre cómo hacer una película en la que los actores mueven los labios y unos rótulos indican lo que están diciendo. La trama sigue a George Valentin (interpretado por Jean Dujardin), una estrella del cine mudo que tiene un gran éxito. La llegada del cine sonoro trasformará su carrera. Peppy Miller (Bérénice Béjo), una joven figurante, será propulsada al firmamento mientras que George Valentin caerá en el anonimato. Sus caminos se cruzan en sentido contrario y su historia de amor se debate entre estas dos trayectorias divergentes. La película posee una estética muy cuidada en la que se pueden encontrar referencias a muchas películas mudas de los años 20.

También este domingo Frédéric Mitterrand, ministro de Cultura de Francia, ha entregado a la actriz Faye Dunaway (a la que el festival homenajea ya que su imagen es el cartel de Cannes 2011), la insignia de Oficial de la Orden de las Artes y las Letras de Francia. Dunaway explicó que ser actriz y cineasta significa luchar en cada momento: "Hacer una película, organizar un festival, es una guerra. El arte pertenece al mismo linaje que el propio Dios, ya que si se trata de una guerra, es una guerra por la humanidad". La actriz, que también ha hecho sus pinitos como directora, ha expresado su admiración hacia otros actores: "Meryl Streep es fabulosa, Johnny Depp ya no es un príncipe, sino un rey e Isabelle Huppert, mi actriz francesa favorita, es maravillosa". Y acabó confesando: "Valoro mucho esta condecoración porque solo en Francia podría recibir esta distinción. Es cierto que he recibido un Óscar, pero no es lo mismo".