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Azerbaiyán se lleva la victoria y España una nueva decepción

A Lucía Pérez, tercera por la cola, le traicionan las votaciones pese a su impecable actuación con 'Que me quiten lo bailao'

ÓSCAR BELLOT
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Azerbaiyán se ha llevado el gato al agua. Sus posibilidades estaban al alza, a tenor de las indicaciones de las casas de apuestas. El país quiere organizar el festival de Eurovisión y el triunfo del dúo Ell/Nikki ha galvanizado a sus habitantes. Durante la mayor parte de las votaciones han ido en cabeza, ampliando su ventaja paulatinamente, poco a poco al principio, hasta que la diferencia con el segundo hacía ya imposible alcanzarles. Al final, 'Running scared', el tema que han interpretado en Düsseldorf, se ha llevado 221 puntos. Italia y Suecia han completado el podio.

España, tercera por la cola. El número 23 de 25 países. 50 puntos, una cuarta parte de los que han conseguido los vencedores. Una nueva decepción. Apenas un puñado de apoyos para Lucía Pérez, que se pasó un buen rato sin recibir uno solo. Estuvo a la cola durante unos minutos interminables, hasta que Francia acudía al rescate con doce 'divinos' votos, dejando a Estonia con el 'farolillo rojo'. Posteriormente, Portugal hacía gala también de la política del 'buen vecino' y nos aupaba al quinto lugar empezando a contar desde abajo. Finalmente, en 'posiciones de descenso'. Las casas de apuestas colocaban a la gallega penúltima. No han errado mucho.

Antes de la decepción de las votaciones, los españoles vivían unos minutos plagados de emoción. Lucía Pérez presentaba sus credenciales con la interpretación de su 'Que me quiten lo bailao'. La gallega aspiraba a dar la campanada. La joven vivía uno de los grandes días de su vida. En las últimas jornadas había tratado de que no le venciesen los nervios y se mostraba convencida de que haría "un buen papel". Sobre el escenario de Düssseldorf ha demostrado que no iba desencaminada en el aspecto puramente artístico. Su puesta en escena era impecable. No perdía la sonrisa y hacía honor al título de su tema. Que le quiten lo bailao. No así a España, que se la ha vuelto a pegar. Los triunfos de Salomé y Massiel son apenas un recuerdo nebuloso perdido en la noche de los tiempos. Los últimos años, una decepción tras otra. Los artistas se quedan con lo bueno. Un día inolvidable para ellos. Para el país, mejor pasar página cuanto antes.

¿Fallo de las casas de apuestas?

Las casas de apuestas eran las grandes protagonistas en los días y horas previas a la final. De acuerdo con su veredicto, Francia y Reino Unido se disputarían la victoria. El eje franco-alemán que mueve la Unión Europea se convertiría así en un eje franco-británico sobre el que gravitaría el festival que contribuyó desde sus inicios a crear conciencia europea. No ha sido así.

Francia acudía con Amaury Vassili, a priori el principal rival a batir. Su tema, de corte épico y titulado 'Sognu', interpretado en corso, concitaba buena parte de las miradas o, en este caso, más bien habría que decir que los oídos estuvieron puestos en su música. Los británicos, por su parte, contaron con Blue, una banda más que consolidada que colaboró con Elton John en la balada 'Sorry seems to be the hardest word'. La 'locomotora de Europa', Alemania, jugaba en casa y aprovechaba la cita para volver a sacar al escenario a la ganadora del año pasado, Lena, que interpretaba 'Taken by a stranger'. Repetir, y además jugando como local, hubiese sido un 'tongo' demasiado evidente. Apostar por ella era más una forma de rendirle homenaje y agradecerle los servicios prestados que otra cosa. Al final, resulta que era mejor fijar la mirada en quienes protagonizaban las mayores escaladas que quedarse con el veredicto.

Ahora llega el momento del análisis. España tendrá que hacer propósito de enmienda. Buscar nuevas fórmulas para reverdecer laureles no ya viejos sino muy viejos. Siempre quedará el consuelo de apuntar a conspiraciones, a la querencia de la mayor parte de los países por votar a su vecinos. ¿Por qué esta querencia? Difícil decirlo. Unos optarán ahora por el vilipendio de lo ajeno y otras por el escarnio de lo propio. Lucía mantendrá la sonrisa. Ha cumplido con su labor. Nuevamente, que le quiten lo bailao.