Los griegos salen de nuevo a la calle a protestar contra los ajustes
Las reformas no han servido para nada, denuncian los convocantes de la novena huelga desde que se desató la crisis
ATENAS.Actualizado:Los griegos salieron ayer a las calles con motivo de la huelga general convocada por los sindicatos para protestar contra las medidas de austeridad y las privatizaciones decididas por el Gobierno socialista, que trata de obtener una ayuda internacional adicional para evitar la reestructuración de la deuda.
Miles de manifestantes atendieron en Atenas el llamamiento de las centrales sindicales GSEE, del sector privado; Adedy, de los funcionarios; y el frente sindical comunista Pame. Un importante contingente policial se desplegó en el recorrido de las marchas con la idea de sofocar los brotes de violencia atribuidos a grupos autónomos. El 5 de mayo de 2010, como consecuencia de la confrontación, perdieron la vida tres empleados de banca, asfixiados en el incendio provocado por un cóctel molotov.
Esta segunda huelga del año, la novena desde que se inició la crisis griega, interrumpió el tráfico aéreo a lo largo de la mañana tras la decisión de los controladores de parar sus actividades. Las dos compañías griegas, Olympic Air y Aegean, anularon varios vuelos. Los transbordadores que enlazan las islas también quedaron amarrados en los puertos, y los trenes permanecieron en las estaciones.
Austeridad
Los sindicatos protestan contra el endurecimiento de la cura de austeridad, que se verá acompañada por la intensificación de las privatizaciones. Se estima que las ventas de patrimonio público alcanzarán un valor de 15.000 millones de euros, según cálculos proporcionados a mediados de abril por el Gobierno. Este plan está siendo actualmente evaluado y discutido por representantes de los acreedores del país, la zona euro y el Fondo Monetario Internacional, desplazados con este fin a Atenas.
«Estamos en huelga contra la política que se está aplicando y las nuevas medidas que afectan unilateralmente a los trabajadores y el empleo, y no a los ricos ni a los banqueros ni a todos aquellos que han causado la crisis y que se aprovechan de ella», declaró Stathis Anestis, secretario general adjunto de la GSEE. «Después de un año [de ayuda internacional], estamos peor, el desempleo se ha disparado, los salarios están en su nivel más bajo y lo malo es que no se ve ninguna salida» de la crisis, agregó.
Para Héléni Boubouna, de 42 años y militante de izquierda que trabaja en el sector privado, la ayuda concedida por la UE y el FMI ha llevado a la «debacle». «De los 110.000 millones, ni un solo euro ha ido a parar a atender las necesidades de la gente, solo pagamos los intereses de la deuda», dijo, al tiempo que pidió que el país «cese el pago» de ella.
«No a la dilapidación», rezaban algunas pancartas muy críticas con el programa de privatizaciones que prevé abrir el capital de grandes grupos estatales (electricidad o agua, entre otros) para reducir la deuda, que ha superado los 340.000 millones de euros y rondará el 152% del PIB para finales de año. «Si fuera en provecho del Estado estaríamos dispuestos a estas concesiones, pero nos venden para reembolsar a nuestros acreedores», lamenta Tassoula Carabina, de 48 años, empleada del grupo eléctrico DEI-PPC.
Las medidas adoptadas el pasado año condicionadas al préstamo de 110.000 millones de euros de la UE y el FMI han agravado la recesión y aumentado el desempleo. Tampoco han logrado restablecer el acceso del país a los mercados, que imponen en sus préstamos unos intereses superiores al 15%. Esas exigencias hacen inviable la financiación de Grecia por los mecanismos normales. Esto es, en los mercados de capitales.