El Barça se corona tras un sospechoso empate en el Ciudad de Valencia
El punto ante el ya campeón también le supo a gloria a un Levante que acaricia la permanencia
MADRID. Actualizado: GuardarEl Barça no rubricó de la forma más edificante su tercer título de Liga consecutivo, un registro hasta ahora solo al alcance del 'Dream Team' de Johan Cruyff, que conquistó cuatro de una tacada. Es indudable que salió a ganar en el Ciudad de Valencia y que no pretendía adulterar la competición, pero no es menos cierto que en el tramo final se dio por satisfecho con un punto de gloria que también festejó como un título el Levante porque ya se ve virtualmente salvado. Por muy lógica que sea, no deja de ser una mala imagen.
No fue, ni de lejos, el Barça que ha maravillado a lo largo de la temporada. Tuvo siempre el control del partido, cedió el empate en una jugada desgraciada en la que Piqué cometió un error pueril, pudo vencer en dos genialidades de Messi, pero anduvo siempre lento y contemporizador. Muy reservón. Lógico si se tiene en cuenta que las matemáticas le ayudaban y que a la vuelta de la esquina aparece una final de la 'Champions' apasionante. Conquistó el campeonato en el mismo escenario y con idéntico resultado que hace seis años con Rijkaard.
Guardiola quería ganar la Liga cuanto antes pero no a cualquier precio. Planteó la cita en el Ciudad de Valencia sin perder de vista la cita del 28 de mayo en Wembley. Por eso no arriesgó con Iniesta, en el día de su 27 cumpleaños, y Pedro en el once inicial. Son dos jugadores clave en su esquema, pero en los últimos tiempos andan renqueantes y entendió que era mejor preservarlos. Sobre el papel, Keita y Afellay debían aportarle frescura a un Barça que llega a final de curso con la batería al mínimo.
Abidal, titular
Confirmada la ausencia de Puyol, al que se quiere tener en el mejor estado posible para el gran duelo ante el Manchester, estaba cantada la titularidad del canterano Fontás como lateral izquierdo. Sin embargo, Pep apostó por Abidal, operado hace casi dos meses de un tumor en el hígado. Su alineación contra los granotas sirvió de homenaje a uno de los jugadores más queridos por los culés. Cumplió el francés en la hora larga que le aguantó el físico e incluso se animó a disparar a puerta.
El choque arrancó con el guion esperado. El Levante muy atrás y los catalanes toca que te toca hasta que el campo les jugaba una mala pasada. Los de Luis García lo tenían clarísimo: no salir a presionar al Barça, juntar casi dos líneas de diez en campo propio, buscar a Caicedo en cuanto los rivales la perdían y terminar las jugadas, aunque fuese con un disparo desviado. Ocurría tan poco que ya se generaban suspicacias. Pero apareció un centro de Xavi y un cabezazo inmenso de Keita que golpeó a los malpensados. El malí se lanzó desde atrás pero su remate era muy lejano. Quizá Munúa, mal colocado, pudo hacer algo más.
Ya con el agua al cuello, el Levante fue más ambicioso. Pero el empate se produjo de la forma más inesperada, en una de las jugadas tontas de la Liga. Un balón largo de Iborra que Piqué dejó botar pensando que se aceleraría y llegaría a Valdés. Pero el cuero se frenó y el central se lió como un alevín. En vez de despejar a la primera, intentó controlar y luego dio una patada al aire. El portero no se lo esperó y desvió a duras penas con la rodilla. Entre uno y otro dejaron la casa sin barrer y sirvieron en bandeja el empate al ecuatoriano.
El choque se fue durmiendo en el segundo acto. Lo despertó Messi con una jugada antológica que acabó con un toque sutil que golpeó en la base del poste. Minutos después, realizó otro eslalon precioso pero tiró en semifallo desde fuera del área. Pecó de individualista. En el área opuesta, nada de nada, si acaso un empujoncito del recién entrado Fontás a Caicedo que ni siquiera se protestó. En la última media hora, todos dieron por bueno el punto.