De la 'espantá' a la mueca
Campanario esquiva a la prensa solo a la entrada, pero no oculta sus gestos de reproche al oír la confesión de Carlos Carretero
CÁDIZ.Actualizado:Madrugó más que nadie y se presentó con más de dos horas de antelación en la Audiencia Provincial. Temía un nuevo baño de insultos y abucheos en la puerta. En anteriores ocasiones lo había soportado, incluso con bastante altivez en sus formas y con gesto de complicidad con sus periodistas amigos. Pero quizás ayer la jornada se presentaba menos propicia. María José Campanario podía intuir que el principal implicado en el caso, Carlos Carretero, la acorralaría con sus declaraciones. No se equivocó la esposa de Jesulín de Ubrique.
Poco después de las ocho de la mañana accedía María José Campanario al edificio de la Cuesta de las Calesas, acompañada una vez más por su marido. Su madre, también imputada, le agarraba la mano. La mañana no comenzaba del todo mal. La pareja había entrado prácticamente sin hacer ruido en la Audiencia e incluso habían burlado a los cámaras, que pacientemente esperarían más de seis horas para 'cazarla' a la salida.
Sabedora de que el juicio está siendo retransmitido por circuito cerrado a la prensa, no se cortó ni un pelo para gesticular de forma muy expresiva cuando Carretero, como muchos esperaban, cargó las tintas contra ella y el que fuera su amigo, el inspector médico. Expresiones que querían decir que todo lo que estaba diciendo el ex jefe de la Policía Local de Ubrique era mentira; al menos aquellos aspectos que la incriminan como la afirmación rotunda de que le había pagado 18.000 euros por gestionarle una pensión a su madre.
Fueron los únicos momentos en los que se la vio dialogando con su madre, a la que tenía sentada en el banquillo justo a su lado. Su esposo tampoco podía ocultar su nerviosismo. Apretaba con fuerza un periódico que llevaba entre manos antes de entrar en la sala.
Cuando concluyó Carretero y llegó el momento del receso, tanto la pareja como el inspector médico y otros supuestos beneficiarios le dieron la espalda a Carretero. El bloque que durante cinco años se había mantenido unido para atacar la investigación del juez y anular el caso, se había roto definitivamente por culpa de los acuerdos con el fiscal.
«El machaque» a Casto
«¿Has visto cómo me ha machacado Carlos?», comentaba en los pasillos el inspector médico. Los que habían sido amigos ni tan siquiera se cruzaban palabra alguna. No hubo más descansos. Al término de la sesión se repetían los abucheos y gritos de «choriza» a la salida de María José Campanario. «Yo con verla a ella y a Jesulín me conformo» decía una espectadora incombustible.