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Portada del nuevo álbum, 'Fuerteventura'.
música

Russian Red salta a las grandes ligas

La joven que revolucionó el panorama 'indie' hace un par de años se mantiene fiel a sus principios en su primer disco con la multinacional Sony

ÓSCAR BELLOT
MADRIDActualizado:

Ocurre cada cierto tiempo y en todos los ámbitos artísticos. Un pintor, un escritor o un cineasta irrumpe de la nada, sin apenas apoyos, con escasos recursos, pertrechado únicamente con su talento sin par, con un toque distintivo que le hace único. Los grandes medios de comunicación no se fijan en él, obnubilados por los tótems del campo en cuestión. Pero un pequeño grupo de personas sí reparan en su figura, no pueden apartar sus ojos del fantástico cuadro que contemplan, de la prodigiosa prosa que se inocula en su alma, de la maravillosa melodía que envuelve el conjunto de sus sentidos. Cual bola de nieve lanzada pendiente abajo, su fama va creciendo, poco a poco al principio, llevada por el boca a boca. Y es entonces cuando esa revolución artística llega a oídos de los críticos, concitando una unanimidad pocas veces vista. Los aplausos del público corren ya parejos al beneplácito de los entendidos, la sabiduría popular se hermana con la de los eruditos y coloca a ese creador en el centro del escaparate.

Ni más ni menos que eso es lo que ocurrió cuando Lourdes Hernández cogió su guitarra, comenzó a acariciar sus cuerdas en pequeños locales y a desgranar sus composiciones. Sus oyentes cayeron inmediatamente rendidos a esa dulce mirada, a esa voz tan seductora como inclasificable, a esa fortaleza de espíritu que anida bajo un exterior de engañosa fragilidad.

La madrileña había inscrito con letras de oro el nombre de su pintalabios en el firmamento musical español. 'I love your glasses', título de su primer disco, editado por Eureka, se convirtió en todo un fenómeno y transformó a esta joven en la abanderada de una nueva generación de cantautoras folk que apelan al inglés para destilar su poesía en forma de canciones. Imposible era no aludir a los paralelismos entre su descubrimiento y el posterior de Anni B Sweet: una imagen parecida, una música con varios puntos en común y un hombre que estuvo presente mientras ambas daban sus primeros pasos en la industria, Brian Hunt. Pero la malagueña no fue la única beneficiada por el tirón de Russian Red. Alondra Bentley, las integrantes de Boat Beam o Zahara fueron algunas de las chicas que irrumpieron allá por 2008-2009. Jóvenes, guapas y sobradas de talento. Tres ingredientes que conquistaron al público y a las discográficas. Pero al César hay que darle lo que es del César. La primera, la que derribó puertas y desmontó los convencionalismos fue Lourdes.

La historia de amor con su público era firme, no cabían deslices. Otro cantar era lo que ocurría entre bambalinas. Eureka le había dado una oportunidad y la apuesta había rebasado todas las previsiones de la discográfica. O quizás el éxito no había pillado tan desprevenidos a los responsables de la compañía como pudiera pensarse, pues el contrato que le habían puesto sobre la mesa a la joven artista cuando su nombre era aún desconocido les concedía muchos más derechos sobre su futuro profesional de los que a ella estimaba convenientes. El polvorín acabó saltando por los aires.

Cierta ingenuidad natural en quien con poco más de 20 años se aventura en una industria no precisamente paternal permitió el establecimiento de condiciones que pronto se revelarían cuanto menos cuestionables. Pero la venda se le acabó cayendo de los ojos a Lourdes, quien cargó contra lo que definía a mediados de 2009 como "engaños" de la discográfica. Había llegado el momento de entablar batalla para romper el contrato, saldada finalmente de forma positiva para Russian Red y sus fans.

Espíritu crítico

Así fue como el nuevo emblema del indie español acabó fichando por la multinacional Sony BMG. Bajo sus auspicios comenzó a labrarse lo que ha acabado siendo 'Fuerteventura', el segundo disco y auténtica prueba de fuego para una chica cuyos pasos se siguen con gran atención por la prensa especializada. Grabado en Escocia, contó con la producción de Tony Doogan (David Byrne, Super Furry Animals o Mogwai, entre otros). Además de Doogan, Lourdes se alió con cuatro músicos de Belle & Sebastián -Richard Colburn (batería y percusión), Bob Kildea (bajo, guitarra, percusión y coros), Stevie Jackson (guitarra, armónica y coros) y Mick Cooke (trompeta y flugelhorn), así como con el español Charlie Bautista (teclados, guitarra, percusión y coros).

El resultado son once canciones caracterizadas por un sonido clásico-contemporáneo e interpretadas, al igual que las que supusieron su debut, en inglés. Fruto de un proceso de evolución personal y profesional, en los temas anidan diferentes estados de ánimo, la consecuencia inevitable de una gestación en plena gira sacudida por los sucesos que alteraban si vida. Composiciones marcadas por el espíritu crítico de una artista a la que los parabienes llovidos merced a su 'I love your glasses' no impedían proclamar su falta de satisfacción completa con aquello que tantos glorificaban.

Como primer single, 'I hate you but I love you', una canción escrita por Lourdes en la cocina de su casa y que, como todas sus composiciones, parte de las experiencias personales vividas, un proceso de desnudez emocional sin el que su música carecería de sentido. Un tema en el que el amor y el odio afloran como dos caras de una misma moneda y en cuyo videoclip nos topamos con una Russian Red ataviada con ropas propias de un internado británico y en el que late ese gusto por los espacios naturales que ya encontrábamos en el que servía como acompañamiento a las letras de 'They don't believe', una de las canciones más sobresalientes de su 'I love your glasses'. 'The sun the trees', 'Braver soldier' o 'The memory is cruel'son otras de las poesías musicales que nos regala la madrileña en este 'Fuerteventura' con el que la joven da el salto a las grandes ligas. Y está dispuesta a jugar mucho tiempo en ellas.