El gigante que siempre mira al mar de la Bahía
Los vecinos piden nuevas oportunidades para sus jóvenes
CÁDIZ.Actualizado:Desde la avenida de Huelva hasta los terrenos de la antigua CASA y desde la avenida de la Bahía hasta la calle Medina Sidonia se prolonga uno de los barrios más extensos de la ciudad. Unas 25.000 personas viven en sus grandes bloques de pisos, aunque hace tan solo unos años residían en esta zona de la ciudad 10.000 personas más. La falta de trabajo ha provocado que muchos jóvenes del barrio hayan decidido emprender su éxodo a otras poblaciones.
Es precisamente este -el desempleo-, uno de los más graves problemas de una barriada donde cada vez más personas se dedican a mirar el mar porque no tienen nada mejor que hacer. El paro juvenil ha provocado que se reproduzcan en la actualidad problemas que ya se tenían por extinguidos, como el trapicheo de drogas en los bajos de algunos bloques, en los que ya resulta frecuente ver la estampa de los grupos de jóvenes sentados en el suelo o en el escalón de una casapuerta. «Hay puntos en los que incluso se ha vuelto a vender heroína, y eso hacía ya años que no se veía», comenta una vecina.
La mayoría de los vecinos de las mil primeras viviendas del barrio, los que llevan allí viviendo desde que se levantaron los primeros bloques en 1968, reconocen que el nuevo paseo marítimo de Puntales-La Paz le ha cambiado la cara al barrio, al menos una de ellas. «Yo he estado bastantes años viviendo fuera y ahora que he vuelto me doy cuenta de que el nuevo paseo le da otro aire al barrio. Eso, y El Corte Inglés, que también atrae a más gente por esta zona», comenta Moisés Martín mientras paseo por la avenida del Guadalquivir con su hijo. Todos esperan que por fin se haga realidad la instalación de los dos mil puntos de atraque prometidos para la Bahía, conscientes de que la presencia de las embarcaciones daría muchísima vida a la zona.
Precisamente esta es otra queja generalizada de los vecinos del barrio: «Esto está muerto. No hay vida, de noche da miedo pasar por aquí», explica Loli Jiménez. Para Silvia Pascua, dependienta de una papelería, la clave es evidente: «Si hubiera más negocios la gente pasaría más por aquí».
Manoli Molina explica que «los bajos de los grandes bloques nunca se aprovecharon para abrir negocios como estaba previsto y los vecinos echan en falta bares, librerías o mercerías, por ejemplo».
Y si mirando al mar todo reluce, más allá de la avenida de la Bahía el aspecto de la Barriada es bien diferente. Los vecinos llevan años reclamando el arreglo de las plazas interiores. «Todos los patios están muy mal. Cuando se hizo la obra del paseo dejaron que los coches entrasen allí para aparcar y ahora el pavimento se ha quedado que da pena. Hay muchos agujeros, algunos se han tapado con parches, pero es una constante que las personas mayores pasen por ahí y se caigan», comenta Loli Jiménez.
Manuela Rosano lleva toda la vida viviendo en el barrio y coincide con ella. «Aparte del arreglo de los patios hacen falta parques para que puedan jugar los niños y para que los mayores se puedan sentar a descansar. Aquí mismo, al lado del hogar del pensionista, la gente se tiene que sentar en un muro de piedra».
Otros vecinos piden más vigilancia, mejoras en la iluminación, nuevos asfaltados, «pero que no tarden tanto como las obras del paseo». Aún así, casi todos coinciden en que «aquí se vive tranquilo, será porque muchos estamos ya jubilados», cuenta María de la Torre.