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DONDE LAS CALLES NO TIENEN NOMBRE

TIEMPOS REVUELTOSMÁS TRABAJO Y MENOS INSULTOS

El secretario provincial de UGT, Salvador Mera, se ha cubierto de gloria en JerezLa Junta ha ofrecido a sus empleados de Justicia trabajar horas extra por la tarde; quizá debería haberlo hecho con parados

JAVIER BENÍTEZ
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Menuda la que ha liado Salvador. Pero tengo que darle las gracias porque con su comportamiento obsceno y cateto nos da aún más argumentos a los que pensamos que tanto los sindicatos como algunos de sus dirigentes y personal de relleno necesitan algo más que un 'lifting' para que, realmente, vuelvan a ser útiles a los trabajadores. Estudié en lo que comunmente conocemos como un colegio de curas. Más concretamente, en Los Marianistas de Jerez, un lugar del que tengo un extraordinario recuerdo, fuera aparte de aquellos siete cates que me cayeron en 6º como merecido premio a mi concentración académica. Mis padres, católicos, y Los Marianistas me dieron una educación de la que hoy día me siento orgulloso. Más allá de meterme las supuestas verdades absolutas de la religión por los ojos, me enseñaron a ser generoso, a respetar a los demás, a ser un hombre de bien. Más allá de hacerme creer en Dios por encima de todas las cosas, me hicieron creer en los hombres. Hoy día, de hecho, mis particulares creencias religiosas o mis dudas o covencimientos existenciales seguro que poco tienen que ver con la mayoría de los católicos y serían muy discutibles para muchos de ellos. Con esto quiero decir que no hablo en nombre de ningún colectivo ni institución, sólo en el mío propio, que ya me es suficiente. Y tengo que lamentar que un sindicato como UGT, que, pese a evidenciar como el resto claros síntomas de desgaste y podredumbre por el inmovilismo y el paso de los años, siempre ha sido representativo de miles de trabajadores honestos de este país, tenga como máximo responsable en la provincia a alguien como Salvador Mera. Podemos decir sin temor a equivocarnos que el secretario provincial de UGT se cubrió de gloria el domingo pasado en la manifestación del Primero de Mayo que recorrió las calles de Jerez. Al parecer, la convocatoria no tuvo el éxito esperado. Unas 2.000 personas, según unas crónicas informativas que me da la sensación pecaron de generosidad en sus contabilidades. Ante este nuevo fracaso del poder de convocatoria de los sindicatos en Jerez, Mera se subió al estrado casi enfurecido y, estoy convencido que sin haber preparado lo que iba a decir. Y entonces es cuando se lamentó de que la gente, en vez de ir a sus manifestaciones, se quedase frente a la tele viendo partidos de fútbol. Tuvo su gracia porque al hacer referencia a los clásicos de merengues y culés dijo textualmente «esos partidos entre el Barcelona y el Barza o el Barza y el Barcelona». Puso a los blaugranas a jugar consigo mismos y se olvidó del Madrid. Cosas de la exaltación del sindicalismo obrero, que digo yo que poco tendrá que ver con 22 millonarios corriendo detrás de una pelota. Pero no contento con censurar los gustos y aficiones de los casi 20 millones de españoles que han seguido en algún momento estos clásicos entre el Real Madrid y el Fútbol Club Barcelona, el líder de UGT fue más allá y decidió faltarle el respeto a todos los católicos y creyentes, y a una figura histórica como la de Juan Pablo II. «Seguramente hoy habrá más gente en El Vaticano, santificando al golfo ese», dijo textualmente Mera desde su atril. Y, claro, las hermandades y otros colectivos le han afeado la conducta al señor sindicalista de UGT. Yo, como LA VOZ me deja expresarme libremente en estos artículos de opinión, le voy a dar un consejo al señor Mera, incluso sin que me lo haya pedido. Me da la impresión de que el secretario provincial de UGT Cádiz sería mucho más útil para la sociedad si se dedicase a defender de verdad los derechos de los trabajadores y si él mismo hubiese trabajado más por evitar que nuestra provincia tuviese unas cifras de paro que, como las actuales, dan auténtica vergüenza. Parece poco probable que con insultos y atacando las creencias de miles de personas se solucione el hecho de ser el territorio que históricamente ha tenido más desempleo en España y, en ocasiones, en toda la Unión Europea. Y una cosa más. Estoy seguro de que Juan Pablo II, con sus aciertos y sus errores, hizo más por la clase trabajadora de lo que Salvador Mera podrá hacer por más que viva cinco siglos. ¿Y sabe por qué, señor Mera? Porque entre sus principales armas estaban la educación y el respeto. Y por lo visto el Primero de Mayo, usted carece de esos valores.