Es noticia:
ABCABC de SevillaLa Voz de CádizCádiz
Opinion

Adiós a un héroe

Actualizado:

El año transcurrido desde que la crisis griega obligara a los gobiernos europeos, y en especial al español, a adoptar o apurar severas medidas de ajuste y reforma que garantizasen la solvencia de sus cuentas públicas y las de sus respectivos sistemas financieros ha acabado demostrando que ni las incertidumbres de los mercados pueden darse por superadas, ni las medidas adoptadas resultan suficientes para asegurar una recuperación sin altibajos, ni la cohesión que precisaría la UE para restablecerse en el mundo global constituye un objetivo al que se supediten los intereses de sus países centrales. Las dificultades por las que atraviesa Portugal y la reunión de emergencia celebrada por responsables europeos ante las informaciones de que Grecia pudiera verse obligada a salir del euro representan ejemplos de la inquietud que se respira en la Unión. La situación en España augura una crisis duradera, puesto que entre las previsiones que maneja el propio Gobierno ni siquiera las tasas de crecimiento más optimistas serán capaces de generar empleo y de reactivar la economía de manera sustancial. Conviene recordar que tanto las reformas acordadas hasta el momento como las que el Ejecutivo de Zapatero tiene comprometidas para agotar la legislatura representan asignaturas que la economía española tenía pendientes con anterioridad a la crisis. Además, ni la reforma laboral introducida hace nueve meses se muestra capaz de dar más vida al mercado de trabajo, ni la metamorfosis que vive el sistema financiero va a ofrecer resultados inmediatos en cuanto a la activación del flujo crediticio. En nada ayuda que la pugna partidaria se aproveche de las sombras que presenta la economía para que el Gobierno se vanaglorie de su heroico sacrificio político y la oposición popular le impute todas las culpas sin arriesgar una sola propuesta alternativa. Sin ir más lejos, el ritual de las promesas electorales en la campaña de las autonómicas y municipales está sirviendo para que ningún candidato confiese que tras el escrutinio del 22 de mayo la mayoría de las administraciones deberá ajustar sus presupuestos porque la crisis continúa como prosigue la inercia pública de gastar por encima de las posibilidades.

El fallecimiento de Severiano Ballesteros conmovió ayer a todos los españoles y a los numerosos seguidores que su carisma conquistó tanto en el resto de Europa como en América. En pocas ocasiones una personalidad tan fuerte, forjada desde niño sobre los verdes recorridos de Pedreña, se hace acreedora al afecto de tanta gente y al sentido llanto de todo un país. Seve Ballesteros fue el icono que sus compatriotas identificaban como el aventurero solitario que había traspasado fronteras geográficas y barreras sociales para encumbrarse en una disciplina inicialmente elitista en España. Fue el genial jugador que mostró a británicos y estadounidenses apasionados por el golf el dibujo mágico que una bola podía describir cuando era impulsada por un palo sostenido por sus recias manos. Aunque, después de tantos triunfos deportivos, Severiano se había dispuesto a brindar al público el gran golpe de su vida. Ese que, durante los últimos tres años, convirtió la fragilidad de la naturaleza humana en ejemplo de entereza moral. Ballesteros regresó ayer a la tierra junto al mar de Cantabria dejando retazos de su memoria en miles de corazones.