LUJURIA POLÍTICA
Actualizado:E fectivamente, a lo largo de los últimos días, la plana mayor de la gerontocracia popular se ha dejado ver con lujuria en esta Feria de Abril de Sevilla que se inventaron dos extranjeros hace más de centuria y media. Recordando, pues, el último tercio de siglo, un dilatado periodo de tiempo en el que se dejaron ver por el Real de la Feria las criaturas más bellas y pecadoras del celuloide, contrabandistas de todos los confines, literatos, artistas, espías afortunados, gigolós de maduritas sin retorno y los inevitables herederos de las coronas europeas, comprobamos con cierta desolación que todo es susceptible de empeorar con el paso del tiempo.
Que los tiempos empeoran que es una barbaridad es notorio y aceptado. En estas calendas de los ajustes de cuentas internacionales, la insoportable insolencia de cuatro pelusos que se sienten dioses y otros espécimen de la notoriedad pública siempre al acecho de conquistar un minuto de notoriedad, amén de los aspirantes a capataces anegados de la vida pública, son estos últimos aspirantes a vencer en la cita con las urnas los auténticos y voraces perseguidores de los votos de la crispada y resignada mayoría social. Es decir, el glamour y el protagonismo de aquellas estrellas han sido desplazados por los aspirantes a los escaños de la vida política española. Cómo serán de lujuriosos estos aspirantes a mandatarios políticos que antes de iniciarse la campaña oficial de los comicios colocaron sus fotos y los reclamos para captar el voto ciudadano en el gran arco de portada de la Feria de Abril. De inmediato intervino la autoridad electoral, pero leche migá. A nadie han sancionado ni el pueblo, tan resignado, ha levantado la voz. Preferíamos mil y dos mil veces un cartel de Marilyn o de cualquiera otra estrella de Hollywood, antes que los reclamos a aspirantes de la burocracia pública. Estamos rodeados de traficantes, comisionistas de los mandatarios, publicistas de los líderes, imputados de los enjuagues oscuros que huelen a pasta gansa de los contribuyentes y que aparecen en las listas electorales y de almas piadosas que todo lo asumen y perdonan. Una caricatura, si ustedes lo permiten, pero tan real como la vida misma. Además, ¿cómo vamos a olvidar a Marilyn, a la Gardner, a Kim Novak, que pasaron por la Feria, ante la foto de un aspirante a concejal?