Hipoteca a medias
Actualizado: GuardarMuchos matrimonios están más unidos entre ellos por sus hipotecas que por lazos amorosos. Posiblemente, muchas parejas se separarían más fácilmente si no hubiesen contraído deudas. En esta confusión entre matrimonio y patrimonio, una reciente sentencia del Tribunal Supremo establece que las hipotecas constituyen una deuda de la sociedad de gananciales y, por tanto, su pago deben realizarlo los cónyuges al 50 %.
En las sentencias de separación los jueces generalmente ordenaban repartir por mitad la obligación de abonar la hipoteca (respetando el compromiso firmado por los esposos con el banco), pero había otra gran parte de la doctrina que consideraba que esta deuda era una carga familiar y debía dividirse entre los cónyuges en función de sus ingresos (modificando una obligación frente a terceros, es decir el contrato de préstamo que ambos habían contraído con la entidad bancaria). Esta última posición favorecía especialmente al cónyuge que no trabajaba a quien normalmente se le atribuía la guardia y custodia de los hijos, recibía una pensión compensatoria, otra de alimentos para sus hijos, se le asignaba la vivienda familiar y, además, trasladaba su deuda hipotecaria a su ex pareja y se exoneraba de sus responsabilidades hipotecarias. Si el cónyuge obligado a pagar incumplía con lo estipulado, el otro podría exigírselo por vía penal, pero, en cambio, no podía utilizar ese mecanismo tan expeditivo con el pago de la hipoteca. Por eso, en numerosas ocasiones éstos han dejado de pagar la hipoteca, provocando el embargo y a la larga la expulsión del domicilio familiar de sus ex parejas A veces, esta situación era inevitable y sin mala fe, debido a la precaria situación del obligado al pago, que, sin poder residir en el domicilio familiar debía de hacer frente a un alquiler.
Esta sentencia, además, conciencia indirectamente a que los integrantes del matrimonio realicen actividades remuneradas, lo que implica la necesidad de conciliar la vida familiar con la laboral. Y esto sucede en un momento muy difícil en nuestro país, cuando la cifra de desempleados roza los 5 millones. No obstante, es bueno que ambos esposos trabajen, pues, aparte del aumento de sus rentas y del bienestar económico, también contribuye a que sus relaciones se sitúen en el mismo plano de igualdad e independencia.