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Tribunales | Asesinato en el asador de El Puerto

Los forenses confirman que la víctima trató de protegerse de las puñaladas

Continúa el juicio a José Luis G. R. por la muerte a navajazos de su expareja

Miguel D.García
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Victoria Martínez, la mujer de 49 años muerta a puñaladas por su exmarido en un asador de pollos de El Puerto en febrero de 2008, sufrió cinco heridas graves en el pecho y once lesiones de navajazos en los brazos, propias estas últimas de intentar defenderse.

Lo explicaron esta mañana lo peritos forenses en la tercera sesión del juicio, que podría concluir hoy a la espera de que el jurado popular dé su veredicto mañana.

El acusado, José Luis G. R, de 58 años, se enfrenta a una pena de prisión de 22 años, solicitados por el fiscal, por un delito de malos tratos habituales y otro de asesinato con alevosía.

Sin embargo, este último delito ha sido puesto en duda por la defensa, que considera que la muerte por puñaladas fue un homicidio que tuvo lugar después de una pelea, y que además no hubo alevosía: es decir, que la víctima no fue cogida por sorpresa por el acusado, o en una circunstancia en que no pudiera protegerse.

La alevosía es un agravante del delito, por lo que el jurado deberá decidir si concurre o no. La línea que separa una situación u otra es mínima.

Los forenses han confirmado que la víctima no atacó al acusado y no hubo forcejeo, lo cual podría ser un argumento a favor de la alevosía. También han confirmado que una de las puñaladas, la primera de las cinco relevantes que recibió Victoria, se realizó de arriba a abajo, algo que concordaría con la versión de las acusaciones según la cual, José Luis apuñaló por sorpresa a Victoria cuando ella estaba sentanda. Sin mediar palabra.

Sin embargo, los peritos también han asegurado que lo más probable es que antes de esa primera herida grave (que afectó a un pulmón, pero que no fue mortal), Victoria recibiera las heridas de los brazos, que eran defensivas. Es decir, que pudo protegerse. O al menos intentarlo.

El resto de heridas graves, además, se produjeron estando la víctima de pie. Dos de esas cuatro puñaladas fueron mortales de necesidad y de una gran violencia. Una de ellas, de hecho, le atravesó el corazón de parte a parte y causó que Victoria cayera al suelo fulminada, incapaz de tenerse en pie.

Tras un receso, declararán diversos peritos expertos en salud mental, que tratarán de aclarar si el acusado sufrió un arrebato, en un trastorno transitorio (como aduce la defensa) o si era plenamente consciente de lo que hacía.