Los conservadores canadienses arrasan en las elecciones legislativas
Mayoría absoluta del partido en el poder, pese a los malos augurios, hundimiento liberal y espectacular avance de los socialdemócratas
NUEVA YORK.Actualizado:El desgaste del Partido Conservador en el poder en Canadá había propiciado que todas las encuestas apuntaran hacia un cambio histórico en las legislativas del lunes, la cuarta cita electoral en el país en tan solo cuatro años. Contra todo pronóstico su líder, Stephen Harper, no se ha desinflado y ha logrado la ansiada mayoría absoluta perseguida con tenacidad desde 2006. Mientras, los liberales y los independentistas de Quebec -segunda y tercera fuerza en escaños- han caído de forma estrepitosa. Los socialdemócratas, con apenas representación hasta ahora, dan un salto espectacular y se convierten en el gran partido de la oposición con 102 asientos.
Los conservadores han logrado 167 escaños, muy por encima de los 155 que necesitaban para transformar un debilitado Gobierno en una mayoría con la que impulsar una agenda más ambiciosa. La victoria ha resultado un alivio para los mercados canadienses, que no terminaban por digerir la hipótesis de una fórmula de coalición. Los liberales, que han gobernado en Canadá más años que ningún otro partido, se han visto relegados al tercer lugar con sus peores resultados (34 asientos). Su líder, Michael Ignatieff, presentó la dimisión tras el descalabro.
Si bien el poder de Harper en el Parlamento ha sido tenue durante sus cinco años al frente del Ejecutivo, ha logrado hacer cada vez más dominante una visión política de derechas en un país instintivamente más escorado al centroizquierda. Gradualmente ha reducido los impuestos empresariales y de ventas, ha tratado de minimizar la legislación sobre el cambio climático para favorecer la explotación de los ingentes recursos naturales, marcado una línea más agresiva en el proceso de soberanía sobre el Ártico y aumentado el gasto militar.
Muchos comentaristas atribuyen a Harper la intención de convertir a los conservadores en «el partido natural del gobierno», a imagen de lo que los liberales hicieron durante la mayor parte del siglo XX. Podría comenzar por suprimir gradualmente el financiamiento público de los partidos.
La ley actual, redactada por los liberales, otorga a los grupos políticos que reciban más del 2% de los votos válidos a escala nacional una subvención de dos dólares por sufragio. La derogación de esa norma favorecería a los conservadores canadienses, que actualmente reciben más donaciones privadas que las otras fuerzas políticas. Las demás promesas de Harper incluyen un fortalecimiento del dispositivo legislativo contra la criminalidad, con penas de prisión para los autores de delitos sexuales contra menores.