MUNDO

TENSIONES AGUDIZADAS

DIRECTOR DEL NORWEGIAN PEACEBUILDING CENTRE, OSLO Actualizado: Guardar
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La muerte de Osama bin Laden agudizará la tensión entre Pakistán y Estados Unidos, podría provocar más violencia en Afganistán y amenaza con ser usada por los grupos afines con Al-Qaida en algunos de los países árabes en los que hay levantamientos populares.

Las relaciones entre Pakistán y Estados Unidos se encuentran en un punto muy bajo. Washington canaliza 7.500 millones de dólares (más de 5.000 millones de euros) anuales a este supuesto aliado, pero no logra que parte de las fuerzas armadas y del servicio de inteligencia del país asiático dejen de apoyar a los talibanes y dar protección a Al-Qaida. Para estos sectores, y una parte de la sociedad paquistaní, el principal problema estratégico no es Afganistán sino la pugna regional con India, en particular debido al conflicto por Cachemira. El actual Gobierno afgano no es creíble ni fiable, y prefieren una alianza con los talibanes.

Por otro lado, los ataques con aviones no tripulados que Estados Unidos realiza contra bases de la insurgencia afgana en la zona tribal de Pakistán (frontera con Afganistán) producen bajas civiles y acentúan el rechazo social a estas intervenciones en la soberanía nacional. El hecho que Bin Laden viviese en una casa en una zona residencial, rodeado de casas de militares y exmilitares paquistaníes confirma la posible connivencia con las fuerzas de seguridad y de inteligencia de este país.

Estados Unidos se encuentra ante la disyuntiva de mantener su apoyo diplomático y militar a Pakistán, sin obtener resultados positivos, o retirarle ese respaldo y arriesgarse a perder el relativo control que ahora tiene sobre una potencia regional con armas nucleares.

Por otro lado, la muerte de Bin Laden posiblemente llevará a los grupos armados que operan en países como Libia y Yemen a incrementar sus acciones con el fin de que las protestas pacificas en el mundo árabe se tornen violentas y, a la vez, que haya represión por parte de los poderes estatales. En la estrategia de Al-Qaida esta agudización de los conflictos juega en su favor. En otros países en los que actúa la red terrorista podría ocurrir lo mismo, como es el caso de Somalia, y por supuesto en Afganistán.

El anuncio del presidente Barack Obama sobre que el terrorismo no ha terminado es correcto. La muerte de Bin Laden es un duro golpe a una organización que tenía un líder mediático global. Pero la descentralización de Al-Qaida permitirá que siga habiendo atentados en su nombre, y hasta eventualmente nuevos mensajes con su voz.