PEPE Y GUARDIOLA
Actualizado: GuardarNo seré yo el que me meta en el debate de la expulsión de Pepe, pues no fue roja directa; ni perderé el tiempo opinando sobre los modos del señor Mourinho, ya que en ningún caso mereció ser expulsado; tampoco me anticiparé con un pronóstico para el encuentro de vuelta de las semifinales de la 'Champions', ya que pase lo que pase el FC Barcelona continuará haciendo mejor fútbol que el Real Madrid, pero sí que me gustaría decir dos cosas. Una, que la expulsión de Pepe fue el punto de inflexión del euroderbi. Sí, alguno sonreirá ante la obviedad, pero es que otros me recordarán que fue Messi el que decidió el partido. Pues no señores, no, aquí el huevo y la gallina sí tienen un orden. Y si Pepe hubiera continuado en el campo Messi hubiera seguido en la penumbra en la que se ha movido en los últimos duelos ante el Real Madrid -por más que marcara en Liga en el Bernabéu-.
El segundo punto lo vamos a dedicar a la figurar del señor Josep Guardiola, -lo trataremos con respeto ya que al hombre que orina perfume no le gusta que le tuteen-. Tengo que reconocer que nunca fue un futbolista que me cayera bien. Todavía recuerdo cuando el señor Guardiola representaba a este país vistiendo los colores de la selección española. Aquello de ver al hoy entrenador del Barcelona mascando chicle con cara de dejadez mientras sonaba el himno de España era un poco vergonzoso. Pero bueno, nadie podrá negar que se ha ganado el respeto del mundo futbolero con sus éxitos en los banquillos. Lo que no puedo soportar es que a la mínima que le vienen mal dadas abandone su pose de orinador de colonia para utilizar un lenguaje vulgar, criticar a los árbitros y meter cizaña contra el rival. La rueda de prensa previa al partido en el Bernabéu ya es historia, pero evidenció a las claras que el señor Josep Guardiola no está por encima del bien y del mal. Demostró que en el fondo continúa siendo aquel chulo que mascaba chicle al son del himno nacional.