España se acerca ya a los cinco millones de desempleados
El colectivo de asalariados con contrato fijo baja en 139.100 trabajadores y los temporales caen también en 54.300
MADRID. Actualizado: GuardarSuma y sigue. La EPA del primer trimestre de 2011 confirmó que ocho meses después de la plena entrada en vigor de la reforma laboral España continúa destruyendo puestos de trabajo a un ritmo escandaloso. El número de parados aumentó entre enero y marzo en 213.500 personas, lo que elevó el total de desocupados a 4.910.200, muy cerca de la barrera psicológica de los cinco millones que el Gobierno aseguró hace pocos días que no se alcanzaría.
El ministro de Trabajo, Valeriano Gómez, restó importancia a que se alcance esa cifra simbólica tras el Consejo de Ministros pero su jefe el vicepresidente primero, Alfredo Pérez Rubalcaba, sentado a su derecha, le corrigió de inmediato y puntualizó que esta EPA «marca un máximo» y que «a partir de ahora la economía empezará a crear empleo, empleo y empleo y esos 4,9 millones irán bajando, bajando y bajando».
Los datos de ocupación divulgados por el Instituto Nacional de Estadística (INE) muestran que en el primer trimestre de 2011 se perdieron 256.500 empleos. El balance podría haber sido peor para el Ejecutivo y a estas alturas el número de parados sería mayor de no haberse registrado también entre enero y marzo un descenso inesperado de la población activa, de 42.900 personas (el 0,19%), que ayudó a suavizar el mal resultado.
El secretario de Estado de Economía, José Manuel Campa, no quiso extraer ninguna conclusión de esa bajada. A su juicio, 42.900 personas es un número marginal en un universo de más de 20 millones y «podría estar dentro del margen de error estadístico».
La tasa de paro crece casi un punto respecto del cuarto trimestre de 2010 y se sitúa en el 21,29%, más del doble de la media de la UE (9,5%). El porcentaje de desocupados se mantiene por debajo del máximo histórico del 24,55% que marcó en 1994. Sin embargo, entonces la cifra de parados era muy inferior a la actual (3,93 millones), ya que la población activa y ocupada eran mucho menores.
Muchos analistas y algunos líderes sindicales avisaron en los últimos días de que el balance de la primera EPA de 2011 sería desolador. Los datos, da igual cómo se lean, son nefastos, en primer lugar para los millones de personas que sufren las estrecheces y la falta de expectativas derivadas del desempleo -el número de hogares con todos sus miembros activos en paro aumentó en 58.000 en el trimestre y se situó en 1.386.000-, y en segundo lugar porque disipan cualquier espejismo de recuperación o efectividad de las reformas del Gobierno.
Todos los sectores de la actividad redujeron entre enero y marzo su número de ocupados. La industria perdió a 82.000 trabajadores, la construcción cedió 78.500, los servicios 74.600 y la agricultura 21.300. Fue especialmente llamativa la destrucción de empleo indefinido.
El número de asalariados fijos descendió en 139.100 personas respecto del trimestre anterior, mientras que entre los temporales la caída fue de 54.300, mucho menos de la mitad. La tasa de temporalidad se situó en el 24,77%. La evolución del mercado laboral fue en el último trimestre igual de mala para las mujeres que para los hombres (105.800 mujeres ocupadas menos frente a una caída del empleo masculino de 150.700 empleados).