La Banca es un negocio privado
Actualizado:Durante reciente sesión parlamentaria, uno de nuestros más brillantes diputados, el catalán Joan Ridao i Martín (Rubí 1967), defendió la necesidad de reformar la Ley Hipotecaria, reveló que durante el año pasado 150.000 familias fueron arrojadas a la miseria por incumplir sus compromisos y este año se teme que va a duplicarse el número de afectados, por último denunció que los 15.000 millones de euros aportados por el Estado a los Bancos solo han servido para mantener sus beneficios y los desmesurados sueldos de sus dirigentes. Lo sorprendente fue la respuesta a su pregunta: 'Señor Presidente del Gobierno ¿Usted con quién está, con los bancos o con la buena gente?' Zapatero respondió que la gente tiene su dinero en los bancos, olvidando que quedan obligados a ello para atender sus múltiples deudas.
Como han sostenido: Eduardo Galdeano, Javier Sádaba, José Saramago, Ernesto Sábato, Jean Zeagler, José Luis Sampedro y Stéphane Hessel, a los Bancos privados solo les preocupan sus propios intereses, para nada el interés general. Pese a ello, según advierte Nicolás Sartorius, la democracia está perdiendo terreno frente a quienes detentan el poder financiero y no han sido elegidos por los ciudadanos, lo cual está provocando graves retrocesos sociales frente al enriquecimiento amoral de los responsables de la crisis. Los Gobiernos democráticos están cediendo a las presiones de la Banca privada. Desde el final de la Guerra Mundial y hasta los años setenta, la nacionalización del crédito figuraba normalmente en los programas socialdemócratas, incluso el General De Gaulle asume esta propuesta para construir la IV República Francesa tras la derrota del nazifascismo. El 10 de diciembre de 1948 la ONU adopta la Declaración Universal de los Derechos Humanos, cuyo artículo 22 garantiza a toda persona 'la satisfacción de los derechos económicos, sociales y culturales, indispensables para su dignidad y para el libre desarrollo de su personalidad'.
Precisamente el citado Stéphane Hessel, embajador de Francia ante la ONU y único superviviente de la Comisión que redactó la citada Declaración, acaba de publicar un opúsculo en el cual denuncia cómo las conquistas sociales de posguerra se ponen hoy en tela de juicio a causa de las presiones del poder financiero. El libro se titula '¡Indignaos! Un alegato contra la indiferencia y a favor de la insurrección pacífica'. En Francia se han vendido dos millones de ejemplares, se ha traducido a 26 lenguas, y en España se han superado las 200.000 ventas. Esa acogida demuestra que 'la buena gente' en palabras de Ridao, no se resigna.