Es noticia:
ABCABC de SevillaLa Voz de CádizCádiz
Editorial

Malos modos públicos

Actualizado:

La democracia es, por definición, el método más depurado para la resolución pacífica de los conflictos. Y esta calidad incruenta es esencial para la salud del sistema: los debates pueden llegar a ser vehementes, airados, acalorados incluso, pero nunca quienes ostentan la representación de la soberanía popular pueden perder los papeles o recurrir a la descalificación y al insulto para defender sus argumentos. Viene esto a cuento del tono desabrido que ha adquirido la vida pública estos últimos días, en que, ya en plena precampaña electoral, ha habido cruces de acusaciones personales que en nada contribuyen al debate político, sino más bien al contrario. Los periódicos están llenos de incidentes que producen sonrojo y el altercado de ayer en el Senado corrobora este mal comportamiento. No debería perder de vista la clase política que el hecho de que se haya convertido en la gran preocupación de los españoles después de las inquietudes económicas, no es gratuito: se debe precisamente a la falta de correspondencia entre lo que la ciudadanía espera de sus representantes políticos y lo que estos muestran a la opinión pública.