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La península almadrabrera ya es de propiedad muncipal. :: J. M. A.
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Legalizar 15.000 casas y desarrollar Sancti Petri serán los grandes retos

El próximo alcalde de Chiclana y su equipo deberán ser capaces de crear empleo y dotar de servicios básicos al extrarradio

JESÚS M. ARAGÓN
CHICLANA.Actualizado:

Qué duda cabe. Para bien o para mal, hablar de Chiclana es hacerlo de urbanismo. El tema estrella en los últimos años en este municipio costero que apenas supera los 80.000 habitantes censados, cuenta con una población extranjera procedente de quince nacionalidades distintas, y que en verano alcanza los 200.000 residentes, es éste.

El mayor reto al que se enfrentará el próximo equipo de Gobierno, con el nuevo alcalde que salga elegido de la cita con las urnas del 22 de mayo, será el de cohesionar la ciudad. Un término municipal que dispone en estos momentos de más de 18 millones de m2 de suelo urbano no consolidado donde se asientan 15.000 casas sin licencia, no puede seguir ni un minuto más sin un proceso de regularización justo, equilibrado, coherente e inmediato.

Pero la tarea no resultará nada sencilla. Como ha quedado demostrado en los últimos meses, el urbanismo es un tema ideal para la confrontación política. Con la cercanía de la cita electoral, el río baja más revuelto que nunca. Es constante el cruce de acusaciones entre gobierno socialista y oposición. Pero acabar con los caminos sin asfaltar, con las fosas sépticas que contaminan el agua subterránea, con los enganches ilegales y con la edificación irregular, podría permitir crecer y generar un movimiento económico, estimado en 600 millones de euros, capaz de sacar a la ciudad de la crisis. O eso dicen.

El problema es el coste y la duración que tendrá este proceso recién iniciado para las familias.

Además, a la próxima Corporación municipal le tocará el privilegio de poder desarrollar Sancti Petri, la verdadera joya de la corona de la ciudad, que podría convertirse si se gestiona de manera adecuada en un referente de sostenibilidad y uso recreativo.

Por lo demás, la cita electoral se presenta con más bien poco interés entre la ciudadanía, preocupada más de la crisis del ladrillo, en una ciudad en la que los albañiles sin cualificación llegaron a ganar en pleno boom inmobiliario hasta 4.000 y 5.000 euros al mes haciendo 'chapuces'.

Reforzar la educación, mejorar infinitamente la sanidad pública, dotar a las barriadas o crear empleo estable, son otros de los retos que tendrá el próximo alcalde. A día de hoy, hay once candidatos. Pero nadie se atreve a descartar un nuevo pacto.