El United no tiene prejuicios y ya mira a Wembley

El juego directo inglés, el orden alemán, el equipo local que debe salir al ataque, el visitante que solo aguanta. esos tópicos que se dieron de bruces con la realidad en Gelsenkirchen. Bien lo sabe un veterano en el oficio como sir Álex Ferguson, quien ha adaptado su club a cada una de las camadas que ha salido del vivero del Manchester. Ahora tocan tiempos de escasa creatividad y talento en los 'Diablos Rojos' y por ello ha construido el escocés un grupo ensamblado desde la defensa y estructurado en torno al juego seguro que está a sólo un paso de disputar la final de Wembley.

Puestos a romper con los lugares comunes, el equipo británico se presentó en las semifinales como si su 'Teatro de los Sueños' se hubiera trasladado hasta Gelsenkirchen. Los de Ferguson se apoderaron del esférico y lo distribuyeron con sabiduría para apabullar a los alemanes más desparecidos que se recuerdan. De hecho, los aficionados germanos solo pudieron agradecer que Manuel Neuer no haya dejado antes el Schalke porque fue el único capaz de responder a las copiosas oportunidades de gol de la primera hora de partido.

Rooney sirvió el primero a Giggs (67') y dos minutos después acertó él mismo para anotar el segundo ante el intachable Neuer. Apenas hubo respuesta de los germanos, anonadados ante la falta de respeto de los ingleses al tradicional partido asustadizo de los visitantes. Una triste respuesta para la revelación del torneo.