Un manifestante sirio herido en una protesta en Damasco es trasladado por varios opositores al régimen. :: REUTERS
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El-Asad lanza tanques contra las protestas

La dura represión del régimen sirio en la localidad de Deraa obliga a cerrar la frontera con Jordania

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El régimen sirio realizó ayer una nueva demostración de fuerza en la dura ofensiva que libra por silenciar a la multitud de voces críticas que exigen la salida del poder del presidente Bashar el-Asad. Por primera vez en seis semanas de protestas, las autoridades de Damasco ordenaron el despliegue de tanques del Ejército para rodear y sofocar las manifestaciones en las localidades rebeldes de Duma y Deraa, dos de los principales focos de la resistencia. La operación militar se saldó con al menos una veintena de muertos que se añaden a las 350 víctimas mortales que se ha cobrado la represión desde que se iniciaron las revueltas.

La orden de intervención directa dada a las Fuerza Armadas era hasta ahora una medida a la que no había tenido que recurrir El-Asad desde que asumió el mando hace más de una década. La última vez que los soldados tomaron las calles del país fue durante los años 80, cuando su padre, Hafez al-Asad, pidió a los soldados ahogar unas movilizaciones populares contra una dictadura que ya supera los 40 años de vida.

Las fuerzas de seguridad del régimen aprovecharon la oscuridad de la noche para sitiar el barrio de Duma, situado a las afueras de Damasco, y la región de Deraa, a escasos kilómetros de la frontera con Jordania y zona en la que estallaron las protestas el pasado 18 de marzo. Los blindados del Ejército reprimieron los actos de grupos opositores con disparos y apoyados por la acción de cuerpos policiales y las brigadas ‘shabiha’, compuestas por matones a sueldo de El-Asad.

El activista de derechos humanos y ex preso político, Yasin Haj Saleh, declaró por teléfono a Efe que la ofensiva en Deraa dejó al menos 20 muertos y explicó que en Duma 23 opersonas fueron detenidas, además de registrarse varios heridos. «Los cuerpos están en la calle y nadie los puede recuperar», añadió otro testigo a Reuters. Las cifras de víctimas, también difundidas por la red informativa de la oposición Shaan News, no pudieron ser comprobadas porque las autoridades cortaron el acceso a Internet, a la electricidad y a la telefonía móvil y fija en ambas localidades.

Cierre de la frontera

La escalada de tensión vivida en la localidad de Deraa obligó al régimen a cerrar la frontera con Jordania, según confimó el portavoz del Gobierno de Amán, Taher Odwan. La decisión «está vinculada con la situación interna, y se espera que los puestos limítrofes sean reabiertos pronto».

Las autoridades de Damasco, sin embargo, desmintieron las informaciones confirmadas por el propio Ejecutivo de Amán. «Los pasos fronterizos entre Siria y los países vecinos, incluida Jordania, están abiertos. El movimiento, tanto de viajeros como de mercancías, es normal y regular», aseguró el director general de Aduanas del régimen, Mustafá al-Bikaii en declaraciones a la agencia Sana.

Las reacciones internacionales a los tintes cada vez más dramáticos que adquiere la represión de las protestas tampoco se hicieron esperar. La Alta Comisionada de Derechos Humanos de la ONU, Navi Pillay, realizó ayer un llamamiento a El-Asad para que ponga fin a los asesinatos. Pillay calificó de «inaceptable» el uso de la fuerza y pidió a las fuerzas del orden del país árabe que no empleen munición real. «La violencia y la represión solo indican que o bien el Gobierno no es serio respecto a las reformas o es incapaz de controlar sus propias cuerpos de seguridad», sentenció.

Con la intención de atajar los excesos del dictador, Francia, Reino Unido, Alemania y Portugal hicieron circular entre los miembros del Consejo de Seguridad de la Naciones Unidas una declaración para exigir una resolución de condena a la actuación del régimen. Los impulsores del texto esperan que una sentencia del máximo órgano de la ONU incremente la presión sobre El-Asad y rebaje la respuesta a las protestas. A la larga lista de críticas a la violencia ejercida por el dictador se sumó ayer el rechazo de los Hermanos Musulmanes jordanos, una formación que tradicionalmente ha apoyado las políticas de Siria contra Israel. «Condenamos enérgicamente esta forma de hacer frente a las manifestaciones», expresó el grupo en un comunicado.