Sociedad

Los honorarios de un terapeuta que nadaba en la abundancia

MADRID. Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

La edición íntegra en francés de las cartas de Freud a su amigo más cercano, Wilhem Fliess, apenas data de 2006. Estas misivas, que traslucen una imagen poco agradable del psicoanalista, acreditan una deontología dudosa y una práctica clínica cuando menos negligente. Un ejemplo lo encarna Emma Eckstein, una paciente aquejada de hemorragias de nariz y a la que Freud diagnosticó histeria. El vienés decidió llevar a cabo una operación de nariz, dirigida por Fliess. Las secuelas de la intervención quirúrgica son horripilantes: edema, pestilencia, deformación del rostro, hemorragias e infecciones. No contento con el desaguisado, ordena una segunda operación. Según reconoce Freud a Fliess en una carta del 8 de marzo de 1895, dejaron olvidado en la cavidad nasal «un pedazo de gasa de al menos medio metro».

Onfray se muestra nada indulgente con los honorarios del doctor Freud. Por una hora de análisis cobraba 25 dólares, lo que traducido a euros de 2010 significa que el médico se embolsaba 415 euros por 60 minutos de terapia. Como quiera que a lo largo de un día pasaban por su diván entre ocho y diez pacientes, se concluye que el terapeuta ganaba una cantidad equivalente a 875.000 euros al año.